EL KIOSCO
Por: H. Hernández
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Cleopatra engatusó a Julio Cesar y Marco Antonio apuntó a los cimientos del Imperio Romano. Y es que si hay algo que pueda hacer peligrar la estabilidad de una nación, aparte de las guerras, son las mujeres. La corona inglesa ya lo vivió en sus propias carnes con Lady Di. Ahora es la paz en el Ulster lo que se tambalea. La causa, de nuevo, una mujer. Se trata de Iris Robinson, esposa del primer ministro de Irlanda del Norte, Peter Robinson. Esta vez no ha sido por causa de ningún atentado de alguna rama desviada del IRA. No ha habido bombas, o tal vez sí, al corazón. El cese de la violencia terrorista llegaba en 2005 después de décadas de muertes, y ahora los acuerdos políticos se resquebrajan por los affairs de la primera dama. El líder irlandés anunciaba hace unos días que dejaba su cargo durante seis semanas, mientras se aclaran los ‘líos’ que su cónyuge ha creado a nivel nacional. Mrs. Robinson ha practicado la infidelidad con varios congresistas del partido que dirige su marido, y con el adolescente Kirk McCambley, 40 años menor que ella, al que conoció en el entierro de su padre, con el que también se acostaba. Un guión digno de Hollywood, El problema reside en los favores institucionales de los que se ha aprovechado el jovencito, quien después de compartir alcoba ha montado su propio negocio hostelero. ¿Qué les pasa a los políticos? Parece que la infidelidad les llama más que la corrupción. Berlusconi, Clinton, Sarcozy... Todos han protagonizado escándalos y todos han sido seducidos por alguna mujer. Qué mejor que una dama para desestabilizar todo un país.