LA VOZ DE LA CALLE
“Le han bastado menos de dos legislaturas con mayoría del PSOE para devastar la ciudad...”
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
DDada la repercusión que ha tenido en nuestra página web la carta abierta enviada el pasado 21 de diciembre por un lector de El Faro del Guadarrama, reproducimos en esta sección de opinión el contenido de la misma: “Carta abierta a José Pablo, el ex churrero ahora Faraón. Confío en que el encabezamiento de esta carta no le parezca un atrevimiento excesivo. A buen seguro que hubiera juzgado más adecuado que me dirigiera a usted antes como Excelentísimo que como faraón. No en vano, éste y no otro es el debido tratamiento que el protocolo, supongo, exige para el alcalde de Villalba. Y usted, créame, es todo un alcalde de Villalba, amén de cercano; aunque esto, claro, no lo dicen quienes le conocen bien y saben de sus hazañas; lo afirman sus propagandistas prosaicos y progres, todos ellos agradecidos y pagados, y no pocos de sus votantes, sobre todo aquellos que saben de usted por lo que ven en la tele, concretamente, la TV 8MadridSierra y leen en la prensa comarcal (El Telégrafo, La Voz y ahora Gente).
Usted, don José Pablo, seamos justos, no se merece la vulgaridad de la excelencia: hasta Zapatero es llamado ‘Excelentísimo’, imagínese. No, no permitamos que los árboles nos impidan ver el bosque; la dignidad de su persona se merece mucho, mucho más, y el pueblo villalbino, siempre tan serrano, así lo ha sabido reconocer. De ahí que le haya honrado con el ‘faraonato’. Sé bien, señor alcalde, me doy perfecta cuenta de ello, que el apelativo de faraón nació de la izquierda, tal cual, a pesar del indisimulado cariño que le profesa, no pudo ocultar en esta ocasión su aviesa mala uva. Ella es así. Sin embargo, no debe preocuparse, bien sabe que tiene casi siempre su respaldo. Para su desgracia, le aseguro que yo nunca he llegado a padecer esa enfermedad, me refiero a eso de ser progre. De hecho, si he pecado y sigo pecando, ha sido precisamente de todo lo contrario; del mayor de todos los males posibles, ese que llaman ser de derechas. Aunque, maticemos, no de esa falsa derecha que responde a la voz del centro reformista. ¡Dios me libre! La derecha en la que yo creo es una derecha nacional; que se atreve a decir lo que piensa, porque piensa lo que siente, sin tener que pensar lo que dice. Creo en la derecha honesta, en esa ‘vera destra’ que, ajena al oportunismo y travestismo intelectual, defiende las convicciones permanentes por encima de los intereses temporales.
“¿Un progre vestido de azul
o un azul camuflado de rojo?”
Pero no quiero aburrirle, señor alcalde; el sentido de esta carta no es hablar de lo que yo pienso -a quién habría de importarle-, sino de lo que piensa usted y, por supuesto, también de lo que hace. Y ahí es donde me descoloca, señor alcalde: ¿Cuáles son sus convicciones? ¿Es usted la izquierda del PP, como dicen algunos de sus compañeros concejales del PSOE cuando usted no está presente? ¿Un progre vestido de azul? ¿Un azul camuflado de rojo? ¿o simplemente, un impostor? ¿Dice alguna vez lo que piensa? ¿Lo que siente? ¿O por el contrario se limita a pensar lo que le interesa decir en cada momento? Convendrá conmigo, señor alcalde, en que son demasiados interrogantes, pero es para pensárselo. Veamos: comenzó siendo de derechas por filiación paterna (es lo que me han contado); siguió siendo muy de derechas cuando Fraga era muy de derechas, o sea cuando tocaba; después debió darse cuenta de que así no se llegaría a ningún lado, por lo que decidió variar de estrategia y anteponerse a las circunstancias. Así, cuando Zapatero optó por virar al centro-izquierda, usted dio un giro de tuerca más y se situó a su lado; y ahora que su partido ha decidido posicionarse en el centro desde el PSM, llega usted y junto a otros se posiciona para abanderar la socialdemocracia. Y no sólo eso, porque ¿qué decir de esas, sus penúltimas declaraciones sobre tapete verde a golpe de envite, en las que clamaba contra el tomasismo? Curiosamente, ahora que el tomasismo no pasa por sus mejores momentos. Y precisamente, usted, el amigo de Ruth, Tomás, Rafa, Enrique... y de buena parte de las principales fortunas constructoras de la Sierra.
Es usted, permítame el vulgarismo, el Alba de Villalba, don José Pablo. Ciertamente, señor González, si sus dichos le retratan, también sus hechos. Pues, ¿qué decir de las tropelías que está cometiendo como alcalde de Villalba? Le han bastado menos de dos legislaturas con mayoría del PSOE al frente de la Corporación para devastar una ciudad que, a su llegada (tras derrotar al PP), era una de las más saneadas de la Comunidad de Madrid y España. Y en estos momentos, estamos endeudados hasta las trancas, y todo gracias a su eficiente incompetencia. Ahí quedaron sus obras faraónicas; el complejo acuático ¿regalado? a manos privadas, el Coto de las Suertes olvidado y esquilmado, el suelo educacional ¿regalado? a una universidad privada, también el túnel inundado de tráfico cada vez que llegan las horas punta, las noches de incultura millonaria en gastos de VíaJazz y tantos y tantos excesos de orgullo personal que financiamos todos y que nos han llevado a la actual situación económica. ¡Éramos tan felices! ¿Verdad, señor alcalde? Y ahora ¡tan pobres! Aunque para pobre usted, de ahí que no
“me inquieta su tendencia a la tiranía, su poco amor por la libertad...”
haya tenido más remedio que subirse año tras año su menguado salario un tanto por ciento del que ya perdimos la cuenta, pero que rebasa el medio centenar. Bueno, el suyo, y el de otros cargos de confianza que se trajo consigo cuando le nombraron alcalde. Como el de sus concejales de partido, permitiéndose el lujo, de dotar a los concejales de la oposición (PP, IU y ADEI) de un suculento sueldo para tenerles contentos. Pero se ve que no fue suficiente. ¡Son tan denodados los esfuerzos de un padre de la patria villalbina y tan escasas las recompensas que todo es poco para lo que se merece. ¿Qué hay gente que protesta? Que se jodan ¿Qué no les gusta cómo gestiona Villalba? Que se vayan. Total, si no le votan, quién los necesita. Además, ¿no es usted el Faraón? Pues eso. Lo que no alcanzo a comprender -se lo tengo que decir, señor alcalde- es que siendo tan exquisito y generoso para con usted y los de su casta, se muestre tan despótico con aquellos a quienes dice representar; que no conforme con haber supra-aumentado la presión fiscal desde que es alcalde, se dedique a crear nuevas tasas, como la de publicidad. Además, ¿no había dicho en multitud de ocasiones que estaba con el pequeño comercio local y los trabajadores? ¿Por qué entonces se esmera tanto en asfixiar a las pequeñas empresas del municipio y en arruinar a los más necesitados? ¿Hace bueno el dicho de que siempre hubo clases? Francamente, pienso que el hecho de haber convertido a la Policía Municipal en un mero instrumento recaudatorio (aprovechando su faraónica obra y el caos del Plan E) debiera colmar su codicia. Pero veo que no. Me da la sensación de que usted nunca tiene suficiente. Ya lo ve, don José Pablo. No soy de los que ven en usted la esperanza roja, rosada y empuñada del PSOE. Antes al contrario me inquieta su tendencia a la tiranía, su poco amor por la libertad. Se lo digo sin tapujos: ni me encandilan los faraones, ni me seducen los políticos profesionales. Y al hablar de usted, señor González Durán, pienso en ambas cosas. La sola posibilidad de pensar que se vuelva a presentar a las elecciones municipales de 2011 o que algún día pueda llegar a ser secretario general del PSM me provoca escalofríos. Y pensar que en un tiempo, no muy lejano, fui votante suyo y además reincidente. En fin, en el pecado está la penitencia. Atentamente: Un vecino que le sufre.