ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Una de las claves de este 2009 que está a punto de concluir ha sido la crisis económica. El doctor Montesinos, desde su posición y desde los grandes conocimientos que atesora, conoce muy bien la mella que ha hecho. “La parte amarga del año es la cuestión económica, que ha causado estragos al sector taurino, y si a esto se le suma un año en el que no ha habido primavera y apenas otoño, con un encarecimiento constante de los costes de producción ganaderos (piensos, paja, mano de obra), y encima el mercado se ha restringido y la disminución de festejos ha sido drástica, sobre todo en pueblos, el resultado es desalentador. Lo peor es que las crisis en la ganadería no son de un año, sino de varios”, indica.
Prevé una mejoría de cara al 2010, aunque con una cierta incertidumbre. “Todo va depender de lo que pase con el sobrante de toros que han quedado sin vender. Muchos ganaderos los están quitando de la circulación, y reduciendo todo ese volumen de toros puede ser que la demanda se ajuste a lo que hay en el mercado para la próxima temporada. Si por el contrario hay muchos animales con cinco años, eso puede hacer bajar aún más los precios. Todo está en el aire”.
La reforma de este espectáculo necesita un profundo análisis. Los costes de organización de un festejos son elevados y es primordial un estudio pormenorizado. “En muchas localidades se han reducido o eliminado las subvenciones municipales, y sin ellas no se pueden hacer nada. Luego un festejo taurino está sujeto a una burrada de impuestos que no revierten en la propia Fiesta. Llegará un momento en que habrá que hacer una reflexión y cambiar las estructuras de organización”.