Lorenzo Sánchez firmó una gran tarde en su localidad
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Hacia muchos años que la Sierra no tenía una cantera tan nutrida de muchachos que quieren ser toreros. Uno de ellos es Lorenzo Sánchez, y además tiene condiciones. Es de Los Molinos, lleva dos años luchando y a pesar de no haber toreado demasiado, cuando le han dado la oportunidad ha sabido aprovecharla. Es de los novilleros sin picadores que hay que esperar, puesto que con más contratos puede dar que hablar. De momento, todo lo que ha hecho en la plaza delante de los toros ha sido positivo y esperanzador. Este año ha logrado dos zarpazos: uno en Arganda, donde terminó indultando un novillo, y otro en su pueblo, en una tarde en la que sorprendió a todos por su actitud, valor y buen toreo. Ahora será cuestión de seguir creciendo, pero ya cuenta en las quinielas de los que pueden llegar a ser.
Desde su niñez, a Lorenzo Sánchez no se le quitaba la idea de intentar ser torero. Siempre lo tuvo presente, pero no fue hasta hace dos años cuando decidió tomárselo en serio y dar el paso decisivo. “La vocación siempre la tenía. Lo que pasa que no es fácil plantear a la familia que quieres ser torero. Yo no quería morirme sin intentarlo, y al final me animé. Coincidió además con la creación de la Escuela Taurina que puso en marcha la Fundación El Juli en Arganda del Rey, y ahí es cuando me dieron la oportunidad y surgió todo”.
El novillero serrano superó la prueba de selección y consiguió meter la cabeza gracias a sus buenas formas. “Creo que no soy consciente del gran privilegio que supone estar en esta escuela. Los maestros Javier Vázquez y Ángel Gómez Escorial nos inculcan el buen toreo, y estos últimos años también ha estado Gabriel de la Casa. Todas las tardes estoy allí para entrenar”, apunta.
Ya en febrero de este año, este joven de Los Molinos se alzó con un triunfo relevante al indultar un novillo en las clases finales que organiza su escuela en la finca Feligrés, en Arganda. “Fue la mejor tarde de mi vida. Nunca había saboreado la miel del triunfo de esa forma. Me abandoné totalmente toreando frente a ese animal y ni quisiera he visto los vídeos, porque quiero quedarme con la sensación de aquel día. Fue un novillo bravo de Benavides, al que toreé muy a gusto. No me lo creía”.
Lorenzo Sánchez quedó triunfador de este ciclo junto a un compañero. “Fue la alegría más grande de mi vida. Me dieron un capote de paseo del maestro Juli. En el poco tiempo que llevo he comprobado que toda la dureza de esta profesión tiene pleno sentido si logras triunfar”.
Durante este verano, esta promesa de la Sierra va toreando becerradas y poniéndose frente a astados con el cuajo que salen en muchos sitios. “He toreado en varios municipios como Patones, Morata de Tajuña o Tielmes; aquí, un novillo muy fuerte me pegó una tremenda paliza y me hizo mucho daño, pero superé aquello y fui capaz de resolver ante novillos así”, reconoce.
Nuevas oportunidades
En 2010 ya planea una temporada más larga como novillero sin caballos y para eso se entrena a conciencia. “Espero que por la zona de Sierra y también por otras partes me den oportunidades para seguir avanzando y cogiendo técnica; la idea es arrear mucho todos las tardes”.
Lorenzo es un torero de quietud, con temple y buenas dosis de variedad. “Me preocupa mucho quedarme como un pasmo, porque de lo contrario no se consigue nada. Hay que tener muchísimo valor. Luego intento torear con profundidad, tener variedad y hacer muchos quites, porque es algo que nos inculcan en la escuela”.
El novillero madrileño confía en que alguna persona se ilusione con él y se decida a apoderarle, porque el novel ya ha hecho méritos. “De momento estoy al amparo de la escuela, que es la que me da contratos para torear. También quiero agradecer su apoyo a otras personas, como a la familia Navas o a la Peña El Castoreño”.
Lorenzo califica el año 2009 como “muy satisfactorio”, y a pesar de haber comenzado en la profesión más tarde de lo habitual mantiene la cabeza bien amueblada y persigue su objetivo de muy forma clara y sincera. “Yo ya no tengo tiempo para tonterías. Si estoy sacrificando muchas cosas tiene que ser por algo, de lo contrario no merece la pena. Para mí el toreo es lo que más llena mi vida, porque nada me hace más feliz que un triunfo en la plaza frente al toro. El toreo es muy adictivo”.
“EN EL PUEBLO DE UNO HAY QUE ENTREGARSE TOTALMENTE, Y ES LO QUE HICE”
Su gran tarde y la que le ha dado fuerza fue en Los Molinos, donde se midió mano a mano con otro aspirante de la localidad, frente a un buen encierro de Felipe Navas. Lejos de lo que pueda parecer, no fue un triunfo localista, ya que Lorenzo dio una gran dimensión aquella fría tarde de septiembre. “En el pueblo de uno hay que entregarse totalmente, y es lo que hice. Salí muy responsabilizado y sabía lo que significaba presentarme en Los Molinos a torear vestido de luces; si no llega a ser por la espada, con la que no anduve bien, el triunfo pudo ser mayor. De cortar seis orejas a quedarse en tres, dista mucho”. Lorenzo recuerda aquella tarde. “A mi primero le entendí bien; ,fue bueno y me encontré muy a gusto; con el segundo, ligué más los muletazos y con la mano izquierda le cuajé muy bien”. Este novillo le volteó y le provocó una fuerte brecha en la cabeza, por lo que se vio obligado a pasar a la enfermería. Todo esto le hizo venirse arriba todavía más. “Fue muy aparatoso, pero no me dolía y lo único que decía al doctor es que tenía que salir a matar el otro. Era el momento de hacer un gesto y es cuando salí y me fui a la puerta de chiqueros a recibir al novillo. Fue el más bruto de los tres, pero supe hacerle una faena acorde y todo salió muy bien, ni soñado”.
El molinero ha recibido una distinción por esta gran actuación. “La Peña El Castoreño que organizaba la novillada junto al Ayuntamiento, me acaban de dar una plaza placa en reconocimiento”, concluye esta joven promesa del toreo.