Por Interino
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
“O nuestros políticos ponen un poco más de cordura en las manifestaciones públicas que realizan y en vez de descalificar argumentan las respuestas con hechos, o los debates plenarios van a terminar como el Rosario de la Aurora. El insulto es intolerable jurídica y moralmente, incluso cuando el que lo realiza intenta justificarse diciendo que a él le insultaron primero, porque los insultos recíprocos tampoco encuentran amparo constitucional” -dice Lobo Cojo, aún impresionado por el tono y el talante mostrado por JP a la hora de responder a las preguntas realizadas por los portavoces de los grupos de la oposición en la sesión plenaria celebrada la semana pasada.
“Es posible que los nervios empiecen a traicionar a algunos políticos a estas alturas de legislatura (las elecciones están cada vez más cerca), pero una persona que lleva más de siete años al frente de la Alcaldía de una ciudad que se dice capital de la Sierra, no puede estar siempre crispado. La semana pasada le recomendábamos a JP que tomase algún comprimido de Tranquilina para calmarse, pero ya hemos visto el poco caso que nos ha hecho y la cagó una vez más cuando en dicho pleno se encaró con Alberto Sánchez, de ADEI, cuando éste le pidió educadamente que le explicara con más detalle el tema que estaban debatiendo. La respuesta dejó a todos atónitos: Yo no le puedo decir más porque con 20 años de estudios y cinco de carrera universitaria, no puedo resolver que usted no distinga un superávit de una operación con financiación. Y se quedó tan pancho”.