Redacción | Miércoles 22 de octubre de 2014
Hace un mes, nos preguntábamos en estas mismas páginas el motivo por el cual la antigua iglesia de la Santísima Trinidad (ahora ermita), tenía rodeado todo su perímetro con vallas metálicas. Ante el misterio que parecía rodear al tema (alguien llegó a pensar que el Ayuntamiento había precintado este templo), seguimos investigando y al final comprobamos que todo se debía a los desprendimientos de tejas producidos por el mal estado de la techumbre. Las vallas, suponemos, se colocaron para que los peatones no corrieran mayores riesgos, pero ahora el peligro se ha trasladado al otro lado de la acera (ver fotografía inferior), por las dificultades que tienen vehículos y viandantes para compartir esta calle.