Opinión

El romance de lo Sostenible

EL MIRADOR

Por Víctor Corcoba

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Planeta, sobre todo la porción más desarrollada, romancea sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas, mientras lo único que toma verdadero arraigo es el desempleo. Algunos jamás han salido del agujero de la insostenible pobreza.

También los pobres, en el romance de esta crisis de ricos, cada día son más pobres. Asimismo, se romancea sobre la guinda a la que le falta muchos hervores de sol, el transporte ecológico. Las bicicletas de bambú, los tranvías de cuento, los coches eléctricos; pura fantasía de un mundo que considera el tiempo oro y que se mueve por un sistema productivo sumamente estresante y agotado. Por mucho viento que apunta hacia las energías limpias, la evolución y la evaluación del modus vivendi apenas cambia. No hay que ser lince para percibir que el romance de lo sostenible tiene todavía poco futuro si, además, en las escuelas aún no se hace presente y presencia viva. Nadie me negará que la más importante de todas las crisis es la medioambiental, la del romance perdido para muchas personas, en este mundo de explotadores. En el planeta aún existen zonas de alto valor natural que están totalmente desprotegidas. Sin embargo, este ambiente puro es el que precisamos todos los seres humanos, sin exclusión alguna, por ser parte del romance de la vida, el verso vivo y la libertad andante. Cuidar esa vida es una responsabilidad que debe madurar y afrontarse globalmente. Y son todos los gobiernos del mundo los que deben exigir que quienes tomen los recursos para sí, los derrochan y malversan, sean los que paguen los platos rotos de la insolidaridad. Eso es ensuciar manantiales donde se mitiga la sed o de apagar la luz donde se ha encendido la vida, muestra lo mucho que atiza y cotiza la mezquindad en el planetario.