El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
O es cuestión de ponernos quisquillosos ni de andar a vueltas con las matemáticas, pero parece que en el Ayuntamiento de Collado Villalba deben repasar algunas lecciones, al menos si tenemos en cuenta el contenido de una nota aclaratoria enviada el pasado viernes a la Redacción de El Faro del Guadarrama tras la publicación en el anterior número de este periódico de un artículo acerca de la tasa de basura y la limpieza en esta localidad. El 52 por ciento de los vecinos, indicaban desde el Equipo de Gobierno en el citado comunicado, paga entre 40 y 48 euros, añadiendo sin rubor alguno que esa cantidad “puede tomarse como media”. No hace falta dar muchas vueltas para caer en la cuenta de la confusión del Ejecutivo: si es premeditada, malo; y si no lo es, peor, porque entonces cabe echarse a temblar si pensamos en lo que los contables municipales pueden estar haciendo con los presupuestos. La media (o promedio, como prefieran) resulta de sumar todas los variables de una serie, para luego dividir el resultado por cuantos números hay. Es decir, que 2 + 2 + 6 + 8 + 7 es igual a 25; esta cifra, dividida entre 5, da como resultado 5. Lo mismo ocurre con la tasa de basuras: si tenemos 2,2 millones de euros y algo más de 24.000 recibos emitidos, nos encontramos con que la media es de casi 90 euros, por mucho que desde el Ejecutivo pretendan hacer ecuaciones de tercer grado y hasta la cuadratura del círculo. Hablamos de ciencias exactas, y el resultado no deja lugar a dudas. El problema radica en que parece que alguien ha confundido media con moda, que en matemáticas (rama estadística) es el valor de la variable más observado en una muestra. En el ejemplo al que hacíamos referencia antes, sería el 2, que nada tiene que ver con la media (5). Ni que decir tiene que el caso de la tasa de basuras es exactamente el mismo: la moda puede ser 40-48, pero ¿y la media? En cualquier caso, ya estamos acostumbrados a cambalaches de este tipo: al margen de la tasa de basuras, el caso del IBI es el ejemplo más evidente, porque tampoco aquí la bajada del tipo impositivo equivale a una reducción de la cantidad que deberán pagar los villalbinos. No se trata de medias ni de modas, sino de sentido común.