Opinión

Las obras se pueden cargar el comercio villalbino

LUCES Y SOMBRAS

Los socialistas madrileños, en precampaña - Información sí, propaganda no

Manuel J. Ortega | Miércoles 22 de octubre de 2014
Lo cierto es que los comerciantes villalbinos no tienen suerte con las obras. Primero sufrieron lo indecible con la remodelación de las calles de Honorio Lozano y Batalla de Bailén, hasta el extremo de que muchos de los establecimientos allí ubicados tuvieron que echar el cerrojo a sus negocios. Ahora sus colegas de la calle Real empiezan a temerse lo peor dado el retraso que ya llevan estas obras, la llegada de las lluvias y, también, ante los rumores sobre supuestos problemas surgidos en el seno de la plantilla de la empresa adjudicataria. De una u otra forma, lo que sí está probado es el fuerte malestar existente entre comerciantes y vecinos de esta vía, arteria principal de la ciudad, que no se cansan de decir a quienes quieran escucharles que se sienten engañados, “porque no se ha cumplido ni lo prometido por el concejal de Urbanismo, Juan José Morales, ni tampoco lo que anunció el alcalde, José Pablo González, cuando hizo publico este proyecto”.

El panorama desde luego es desolador: agujeros en el suelo, vallas de obra que en ocasiones obligan a los transeúntes a invadir la calzada o losas de las aceras levantadas que se convierten en trampas para los peatones son algunos de los peligros a los que deben enfrentarse los viandantes que recorren a diario una calle que lleva ya cuatro meses convertida en un verdadero caos, con una pésima señalización y donde la información sobre los cortes de circulación brilla por su ausencia. De todo ello lo que más preocupa a la ciudadanía son las dificultades que encuentran para transitar por las aceras, de ahí que tanto los vecinos de la zona como los comerciantes sean unánimes a la hora de afirmar que las supuestas mejoras no van a compensar sus padecimientos ni sus pérdidas económicas.

El PSM empieza la precampaña electoral de cara a 2011

Tomás Gómez, secretario general del PSM, aún sin haber sido siquiera propuesto oficialmente por Ferraz como candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid para los comicios que se celebrarán en 2011, acaba de anunciar públicamente que “vienen tiempos de cambio” y que el Gobierno popular que rige los destinos de la Comunidad de Madrid tiene fecha de caducidad, algo que a priori tiene muchas connotaciones con el inicio de una larga y compleja precampaña electoral por parte de los socialistas madrileños. Una precampaña que, en principio, a la mayoría de los militantes del PSM parece haberles cogido por sorpresa, ya que muchos estaban convencidos de que en esta ocasión el partido suprimiría el dedo que tan malos resultados les dio en las últimas elecciones, tras la nominación de Miguel Sebastián a la Alcaldía de Madrid, porque “en un partido democrático y de izquierdas -me comentaba un socialista serrano-, esto debería ser norma y no excepción”. Lo cierto y verdad es que Gómez se acaba de postular como candidato descubriendo incluso las bases de su programa electoral tras afirmar que luchará contra las privatizaciones, potenciará la Formación Profesional, las escuelas infantiles y promocionará las pymes, a los desempleados, a las mujeres y a las personas dependientes. “Queremos devolver la ética y la honestidad a las instituciones”, dijo. Y si el secretario general ha dado ese paso, lo lógico es pensar que sus discípulos más aventajados le van a secundar de inmediato, sobre todo aquellos que ocupan las poltronas municipales y que bajo ningún concepto están dispuestos a ‘jugársela’ en unas elecciones primarias, más si tenemos en cuenta la ambigüedad ideológica de algunos de estos dirigentes que ya hace tiempo han abandonado los principios socialistas, desconectando no tan sólo de las bases, sino de la propia ciudadanía. Lamentablemente el espíritu democrático de algunos de estos personajes ha quedado supeditado al pucherazo, el trato de favores y la corruptela. Por eso es fácil presuponer que si Ferraz no corta por lo sano, el dedo seguirá decidiendo.

Deterioro de las relaciones entre políticos y periodistas

Interesante el artículo que publicaba esta semana Milagros Pérez Oliva en el diario El País, donde plantea los esfuerzos de los partidos políticos por convertir la información en propaganda, un tema que a nivel local y comarcal también hemos tratado aquí y me temo que habrá que seguir haciéndolo si queremos evitar convertirnos en meros portavoces de los intereses de algunos políticos. Al respecto, Milagros Pérez dice: “Algunas veces, para defender el derecho de los lectores a la información hay que defender antes a los periodistas. Lamento tener que decirles que estamos en esa situación. En los países con libertad de prensa, la relación entre política y periodismo suele ser tensa, pero respetuosa. Cada uno hace su trabajo. Y todos suelen respetar unas reglas de juego que incluyen dos principios: la obligación del periodista de preguntar e indagar de forma responsable, y la obligación del político de responder de su actuación ante los ciudadanos. En España, esas reglas están sufriendo un grave deterioro”. Más claro, el el agua.