Un vecino de El Pocillo / Galapagar
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Seguro que el PGOU de Galapagar está cargado de buenas intenciones, de sostenibilidades, de crecimientos regulados y de calidad de vida para todos. El problema es que muchos de los que vivimos aquí precisamos de infraestructuras que, tal vez, sean incompatibles, en alguna medida, con esos ideales que sólo piensan en Galapagar como una zona idílica a la que sólo se viene a admirar la naturaleza.
Pues bien, en El Pocillo, por ejemplo, el hecho de trabajar en Madrid y, ante la falta de transporte público, nos obliga a los que vivimos aquí a coger el coche para trasladarnos a la estación de ferrocarril de Collado Villalba para tomar el tren; lo que, aparte de la incomodidad, supone un gasto importante en gasolina y aparcamiento. Otros vecinos de El Pocillo intentan, infructuosamente, realizar su trabajo desde casa aplicando las tecnologías al uso, pero desde esta zona esto se convierte en algo penoso. La falta de dotación de fibra óptica y el casposo entramado de cables aéreos de teléfono, continuamente roído por las ardillas, nos deja sin posiblidad de internet o línea telefónica cada dos por tres.
El manifiesto déficit dotacional de esta zona pasa, no sólo por las incomunicaciones mencionadas, sino por falta de criterios claros con respecto al resto de las dotaciones que una urbanización como esta debe tener; así, en el reparto del correo se debe hacer constar una falsa dirección (Collado Villalba en vez de Galapagar), o de lo contrario su recepción no está asegurada. Muchos son, pues, los problemas con los que nos encontramos las personas que aquí residimos, y por ello sólo nos queda solicitar al Ayuntamiento que les ponga inmediata solución.