Opinión

La publicidad y los famosos

El mirador

C. Ferrer

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La popularidad y el éxito de la persona célebre y admirada es utilizada de forma reiterada para vender diversos productos y promocionar servicios. Con ello, los creadores de mensajes intentan conseguir un doble objetivo; dar un mayor renombre al producto anunciado y utilizar el prestigio del famoso para lograr notoriedad. Prestar un rostro famoso supone un buen contrato publicitario.

Según News of the World la modelo Vitoria Beckam habría cobrado 14 millones de euros para prestar la imagen a una marca de ropa interior de una importante firma; la actriz Megan Fox podría ser la embajadora de esta prestigiosa marca. Fox ha llegado al estrellato desde que protagonizó la película Transformers; Cristiano Ronaldo, estrella del Real Madrid, protagoniza la campaña publicitaria de una marca de zapatillas deportivas; la canadiense Linda Evangelista es la prescriptora de una marca multinacional de productos de belleza; la actriz Olga Kurylenko será la próxima embajadora de una marca de bebidas etílicas y el actor Pierce Brosnan será el prescriptor de una marca de productos de belleza para hombres. La lista, como pueden imaginarse, es interminable..

Ahora bien, si el comportamiento privado de un popular es incorrecto, cuando su ética y moral quedan en entredicho, es posible que su imagen quede dañada. Por eso es muy probable que también la imagen del producto quede perjudicada. Todas las decisiones publicitarias que no se orienten al respecto de las personas y a la veracidad del mensaje son un fracaso, a la larga. Hacer un uso continuo de los famosos en la publicidad no es lo más deseable. Y no hay que olvidar que la publicidad anuncia bienes y servicios, no figuras ni rostros.