Opinión
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Desgraciadamente una vez más los comerciantes y hosteleros del centro de Collado Villalba están sufriendo las consecuencias de los “imprevistos técnicos” con los que -de manera sorprendente- se encuentran una y otra vez las empresas que ejecutan la obra civil en las vías de esta ciudad.
Primero pasó en Honorio Lozano y ahora en la calle Real. La respuesta del concejal sobre la ‘complejidad’ en la conexión con los colectores del río, si tenemos en cuenta los años con los que cuentan estos emisarios, sólo provoca incredulidad por parte de los afectados. Lo cierto es que muchos empresarios se plantean seriamente ‘echar el cierre’ a negocios con décadas de antigüedad porque estas obras, sumadas a la crisis y a la llegada de grandes superficies comerciales, han convertido el establecimiento tradicional en un negocio de riesgo. Paradójico, si tenemos en cuenta que nos encontramos en la ‘capital comercial de la Sierra’.