Opinión

Síntomas de un otoño caliente

Luces y sombras

El miedo escénico de la gripe ‘A’ - La crisis y el clima político y social

Manuel J. Ortega | Miércoles 22 de octubre de 2014
Tengo la sensación de que apenas sin tiempo de sacudir las zapatillas playeras ya estamos inmersos en un otoño-invierno que puede resultar tremendo.

Y es que con lo que ha llovido y lo que aún queda por llover, lo mejor será armarse de paciencia, echar mano de los ansiolíticos, las aspirinas u otro medicamento al uso y no sólo para abordar la gripe ‘A’ (que también), sino para poder paliar los dolores de cabeza que nos van a levantar los políticos de nuestro país.

Así pues, que nadie se lleve a engaños y culpe al tan manido síndrome postvacacional del bajón de su estado de ánimo tras su retorno a la vida cotidiana, porque mucho me temo que esto no ha hecho más que empezar o al menos eso es lo que se desprende del negro panorama que presenta un país, el nuestro, donde el número de parados sigue creciendo día a día y el consumo continua bajando como consecuencia de la recesión galopante que padecemos, sin que el gobierno de Rodríguez Zapatero encuentre, al menos hasta ahora, la pócima que permita poner freno a esta gravísima situación.

Y como si con el desempleo, el recorte de los créditos o la caída del consumo no tuviéramos bastante, ahí está acechando la temida y nunca bien explicada gripe ‘A’ que, según los más pesimistas, puede terminar por paralizar aún más el país. El miedo es libre, y por eso no va a ser fácil explicar que los accidentes de tráfico o la gripe convencional se van a llevar más vidas que la gripe ‘A’. Todos vivimos rodeados de personas de riesgo -embarazadas, mayores, niños, enfermos... -, de ahí que comentar en medio de una comida que tienes algo de fiebre te convierte poco menos que en sospechoso de tener la lepra. Lo que se solucionaría tirando de manta y algunos sobrecitos del paracetamol que sobró del último tratamiento, puede desembocar por obra y gracia de la psicosis colectiva en una presión insuperable. Y si no lean lo que le pasó a un amigo mío en Alicante que tuvo la mala suerte de resfriarse a finales de agosto. Una tímida tos fue el desencadenante de la recomendación unánime e imperativa de sus compañeros de partida de mus “Vete al hospital...; vete al hospital, que la partida la podemos echar mañana, no vaya a ser...” Total que mi amigo acabó yendo al centro hospitalario, aunque sólo fuera para que le dejaran en paz. Y ahí es donde empezó esta curiosa historia. “Cuando llegas te encuentras con un tipo vestido como para evitar un ataque radioactivo y mientras te toma la temperatura, te da una mascarilla y te envía a un cuarto separado del resto de los enfermos. Eso sí, nadie se preocupa de cerrar la puerta (¡valiente aislamiento¡) y todo el mundo se queda mirándote como si estuvieras apestado. Finalmente te llaman y pasas con tu mascarilla y tu canesú, y si eres un poco curioso y preguntas te enteras del percal. La tensión, normal. El pulso, normal. La saturación, normal. Algo de fiebre, algo de tos, algo de inflamación en la garganta. Una gripe de toda la vida que se cura con paracetamol y un día en la cama. Pero la Administración, preocupada por sus súbditos, ha establecido el protocolo a seguir y no se libra ni el Tato. De vuelta a casa llegué a la conclusión de que si a últimos de agosto ya está prácticamente colapsado el sistema, ¿qué va a pasar en octubre y noviembre, cuando azote la gripe de toda la vida y les dé a los médicos por encerrar en su casa a todo aquel que tenga una décimas de fiebre?”.

Pues eso, amigos, que o en España cambian las cosas o vamos de cabeza al caos.

Según los expertos económicos y gurús de la cosa, parece ser que este otoño llega calentito a todos los efectos. Y nuestra comarca, lamentablemente, no va a ser una excepción.

Respecto al apartado económico hemos podido saber que en la Sierra tenemos ya más de mil hogares en los que no entra ni un euro por sueldos y ni subsidios y que el paro ha aumentado pese a las obras del Plan E, en casi un 2 por ciento. Y, también, que los ayuntamientos tienen cada día más complicado afrontar sus numerosos problemas de financiación, lo que, al tratarse de la administración más cercana al ciudadano, va a repercutir directamente en los propios vecinos.

También en el apartado de política local ya se empiezan a notar los primeros síntomas de lo que puede ser un otoño caliente y así, en algunos consistorios, los ediles han empezado a mover algunos asuntos que parecían olvidados, como es el caso de los terrenos del Caño de la Fragua (ITV), situados en Collado Villalba que el Ayuntamiento tiene la intención de alquilar a un operador para que en ellos se construya un megacentro comercial, decisión que el sector comercial considera que va a perjudicar sus intereses económicos. Y, por no seguir con otros temas, la polémica también puede salpicar a los planeamientos urbanísticos de Valdemorillo, Galapagar, Alpedrete y San Lorenzo, sobre todo por sus conocidas y ya criticadas peculiaridades.