CORTÓ UN TROFEO Y EL PRESIDENTE LE HURTÓ LA SALIDA A HOMBROS
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Ha sido la actuación más redonda y completa de un novillero en lo que va de temporada en la plaza de Las Ventas de Madrid.
Nos referimos al novillero mexicano Arturo Saldívar, que el pasado domingo, dentro del certamen de novilladas nocturnas, tuvo una gran actuación y a punto estuvo de salir por la puerta grande de no ser por el capricho presidencial. Cortó una oreja del quinto novillo que bien pudo ser una más, e incluso otra del tercero que se solicitó por abrumadora mayoría.
Saldívar gustó, convenció y dejó sobre el coso venteño la sensación de estar ante el novillero más interesantes de los muchos que están viniendo a España. Y sobre todo, sin llevar autobuses a la plaza para apoyar incondicionalmente, que ese cuento es otro que ya sabemos y que aplican algunos para rascar triunfos.
Saldívar le cortó la oreja al quinto de Antonio Palla, una ganadería que se presentaba en Madrid y que lidió tres novillos buenos y con clase. Éste fue un novillo manejable y sin fondo, con el que el Arturo mostró una gran entrega de principio a fin. Se le pasó muy cerca en el arranque de la faena en muletazos cambiados por la espalda, y después trenzó un trasteo de calidad, con pureza y buen gusto. El final de faena fue espectacular, con manoletinas de rodillas que pusieron al público al rojo vivo. Se tiró al morrillo del toro con gran fe, pero el novillo tardó en caer, lo que hizo que por eso quizá no se le diera la segunda oreja. Con el tercero también dejó clara su dimensión. Este novillo de Palla tenía tanta calidad y nobleza como poca fuerza. El mérito del torero fue no abusar de él, ni darle un solo tirón, haciéndolo todo con mucho tiento y mimo. Le sujetó, y con muchas pausas y tiempos entre tanda y tanda consiguió que la faena tomara vuelo. Al final le engarzó muletazos despaciosos que gustaron. La estocada fue de libro y el novillo cayó de forma rápida. Se le pidió la oreja, pero no fue concedida y Saldívar no quiso dar la vuelta al ruedo. Para Miguel Luque fue el premio gordo. El cuarto novillo tuvo el fondo y la transmisión que requiere esta plaza. Un gran utrero de Antonio Palla que tenía dos orejas para cortar. Luque, muy animoso, no terminó de estar a gusto y desperdició una buena oportunidad de obtener un gran triunfo. Luis Miguel Casares tuvo dos actuaciones discretas. En la primera estuvo aseado y en la segunda vulgar.