EL KIOSCO DE PRENSA
V. Lafora
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Llevaba semanas desaparecido, incluso no fue a la sede de Génova la noche mágica del 7-J a celebrar el éxito en las elecciones europeas; no había salido a dar la cara por Camps, ni por Bárcenas.
El alcalde de Madrid ha decidido dar por amortizada la legislatura, volver a presentarse a las municipales y situarse en la retaguardia ante un posible tercer fracaso de Mariano Rajoy.
Él sabe que en el Partido Popular queda mucho residuo aznarista que, pese a sus arrumacos con Ana Botella, no le traga; y los fieles de Rajoy, incluido el líder, no se fían. Demasiado ambicioso para tenerle cerca. Pero Gallardón no da puntada sin hilo y, aún corriendo el riesgo de hacerse demasiado mayor para aspirar a la Moncloa, se aparta para buscar refuerzos fuera.
Los resultados de las elecciones europeas son muy reveladores: Madrid se ha vuelto una ciudad profundamente conservadora. Los socialistas no tienen candidato. Y, por si fuera poco, los dirigentes del Partido Socialista provocan, incluso, el rechazo de los propios militantes. Y no es improbable que Gallardón recogiera votos del PSOE. Su éxito, a dos años vista, está garantizado.
Si además Madrid consigue la candidatura olímpica, va a ser el no va más. Porque al alcalde lo que le gusta son las obras faraónicas, las grandes infraestructuras, el no dejar piedra sobre piedra. La gestión diaria y cotidiana del Ayuntamiento le aburre. Tras el traslado al colosal edificio de la plaza de Cibeles, los funcionarios municipales le han visto poco por ese enorme despacho con vistas a la Gran Vía.
Por eso, ahora su objetivo es conseguir los Juegos Olímpicos como sea y viajar de aquí para allá vendiendo que la ciudad tiene más de un 70 por ciento de la obra realizada y eso, en tiempos de crisis, es una garantía.
Y ahí está el futuro de Gallardón, porque de eso se trata. Conseguida la Alcaldía otra vez por mayoría absoluta, convertida la capital en ciudad olímpica, ¿quién en el Partido Popular se atreverá a dudar de que no es el mejor candidato para recuperar la Moncloa y, sobre todo, con la soñada mayoría que sólo consiguió José María Aznar? Para entonces Aznar, Mayor Oreja e incluso el ‘caso Gürtel’ sólo serán recuerdos. De momento la corrupción sólo ha manchado a su adversaria Esperanza Aguirre. Él lo contempla, sin abrir la boca, con una media sonrisa, desde el anillo olímpico.