Madrid / FERIA DEL ANIVERSARIO BUEN NIVEL GANADERO DE ALCURRUCÉN, EL PILAR Y VICTORIANO DEL RÍO
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Terminó un mes de toros en Madrid. La Feria del Aniversario puso el broche en Las Ventas, donde ha imperado un tono bajo. Sin embargo, en este final pasaron muchas cosas y los aficionados pudieron resarcirse algo de lo vivido anteriormente. El maestro Luis Francisco Esplá abrió la Puerta Grande en la mejor faena de toda su vida, curiosamente el día que decía adiós a la afición de Madrid.
Rubén Pinar también logró salir por tan ansiada puerta y el rejoneador Andy Cartagena agarró igualmente ese triunfo. Además, el ganado ha funcionado, con una media alta. Tres buenos toros de El Pilar (esa denostada ganadería para algunos...); Alcurrucén echó, con matices, una excelente corrida; y Victoriano del Rio vio cómo el toro Beato era premiado con la vuelta al ruedo. Una divisa en la élite, con una tremenda regularidad y que lleva unos años en Madrid con una nota altísima. Un final feliz para un Aniversario donde ha habido triunfos, cosas bonitas y toros embistiendo.
Obra cumbre
Lo más importante fue lo de Esplá el pasado viernes 5 de junio en la tarde de mayor expectación del mes. Volvía Morante tras su memorable faena del 22 de mayo en esta plaza, mientras que el alicantino trazaba su último paseíllo ante una afición con la que siempre mantuvo un idilio muy especial. Nadie podía imaginar la faena que realizaría Esplá. Una obra cumbre. En una tarde de mucho viento, que cesó precisamente al salir el cuarto toro a la arena. Beato, que así se llamaba, fue un bravo toro de Victoriano del Río, siempre a más, con clase, ritmo, motor. Un pedazo de toro que Esplá toreó sobre la mano izquierda de primor. Desmayado, con la mano muy baja, olvidándose del cuerpo. Con la cintura quebrada y una naturalidad explosiva. Una estocada al encuentro La salida a hombros del maestro tras 33 años de profesión fue muy bonita. El premio al toro, muy justo. Lo grande de la Fiesta es esto, lo impredecible. Nunca se sabe el final.
Morante se estrelló con dos toros complicados en medio del vendaval. Al sevillano le fue imposible manejar los trastos. Hubo desilusión, pero no por culpa del torero, que en el quinto lo intentó.
Sebastián Castella a punto estuvo de cortar una oreja al sexto si no es por tres pinchazos. Un toro que se movió con chispa y movilidad y al que el diestro francés entendió bien en tandas sobre la mano derecha. Faena de tragar ricino y de mucha quietud en la que a punto estuvo de triunfar.
La Beneficiencia
El miércoles 3 de junio se celebró la corrida de Beneficencia. Sólo pasaron tres toros de Victoriano del Río la frontera del reconocimiento, por lo que el festejo se remendó con tres de Garcigrande.
El Juli no tuvo una tarde demasiado afortunada y, apático él, busco la brevedad con ambos toros. José María Manzanares realizó una faena intermitente a un potable astado de Garcigrande. Hubo buenos muletazos sueltos, pero se excedió del metraje de la faena y se diluyó todo. Miguel Ángel Perera completó la mejor tarde de sus tres compromisos en Madrid. Pudo cortar posiblemente una oreja a cada toro, pero falló con la espada. La faena de mayor entidad fue con el sexto de Victoriano del Río, al que administró muy bien y con el que estuvo acertado en los tiempos. Fue una labor poderosa y manejó las telas de forma muy suave, arrimándose mucho y pasándose los pitones muy cerca. Convenció y gustó.
También pudo sumar una más del tercero tras elaborar un trasteo muy seguro, de gran madurez y dominio.
Tres buenos toros de El Pilar
Al día siguiente, la ganadería de El Pilar lidió un encierr serio, fuerte y bien armado. El lote de la tarde lo sorteó Uceda Leal. El primero fue uno de los toros de mayor clase y profundidad de ambas ferias. Hubo buenos momentos del torero, aunque la faena no acabó de explotar. La estocada fue de libro y fue ovacionado.
Su segundo fue duramente castigado en varas y tuvo celo, fijeza y ritmo en el último tercio. Uceda volvió a brillar en un contundente espadazo.
Daniel Luque estuvo valentísimo con el sexto, con muchos redaños y quietud ante un toro con genio.
Alejandro Talavante estuco ausente y no entendió la codicia y repetición de su primero, que mereció más.