El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Era la corrida estrella del ciclo: El Juli, El Cid y Perera con toros de Núñez del Cubillo. Al final, ni los toros tuvieron la presencia adecuada exigida en una plaza como Madrid, ni la raza suficiente que requiere esta afición. Los toreros, todo hay que decirlo, tampoco acabaron de encontrarse a gusto. Un desencanto.
La corrida fue muy protestada por el público. En Madrid todo pasa por el toro. La hubieran cortado muchas orejas en otras plazas, pero no aquí. José Tomás se las hubiera cortado en cualquier sitio y también aquí. A los toreros también les faltó algo: más fibra, entrega...
Fueron cubillos de clase, de sobrada nobleza, pero faltó el empuje, la raza, motor. Sólo el quinto embistió con poder y temperamento sobre el pitón izquierdo. Toro de premio.
A “El Cid” se el encasquilló el triunfo. Atraviesa un bache. Fue una faena entonada, con muletazos buenos sobre su soberana zocata. Pero le faltó la contundencia de otras veces y más firmeza ante un toro con temperamento y un punto fiero. Sobre la mano derecha la faena bajó. Más certero con la espada, hubiera podido cortar un trofeo.
Miguel Ángel Perera comenzó bien su labor al sexto, pero al toro se le acabó pronto el gas. Optó por cercanías y esto en Las Ventas no lo aguantan.
El Juli estuvo bien con el cuarto, pero cierto sector le reprochó todo Toreó bien con la mano baja y tirando mucho de un astado que pronto se cansó de repetir. Estuvo correcto.