ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
La Feria de Abril de Sevilla acaba de echar el cierre. No ha sido una buena feria. Los toros no han embestido. A veces los empresarios compran ganado basura y embiste. En Sevilla se anunciaron algunas de las mejores divisas del momento, pero no embistieron.
Ha faltado casta y bravura en la mayoría de las ganaderías lidiadas. Se salva una excelente corrida de El Pilar (qué mal hierro, según muchos); y se alza como triunfadora. También brilló El Ventorrillo, y luego toros sueltecitos de Daniel Ruiz, Fuente Ymbro, Miura, Pereda...y un petardo para descansar un tiempo de Juan Pedro Domecq, Torrealta, El Puerto; y desilusión por los encierros de Victorino, Fuente Ymbro o Pahla. Poca cosa. La presentación del ganado: bochornosa en muchos casos. Lo que se ha lidiado no es el bien hecho toro de Sevilla. No tiene perdón.
Cuatro toreros destacan de forma demoledora. Un Morante de la Puebla que ha redondeado una feria para el recuerdo. En el mejor momento de su carrera, a un gran nivel las cuatro tardes y volando ese capote de ensueño y ángel, y con una muleta de arte y sentimiento. Manzanares ha cortado tres orejas y de sus muñecas también ha brotado el toreo de barrica añeja. Su empaque, su valor y su capacidad están demostrados. Tiene virtudes y un don de elegidos. El Juli tuvo una primera tarde maciza, de torero importante y que apunto estuvo de salir a hombros. Gran capacidad de un torero en sazón; la segunda pudo estar aún mejor con un toro de Daniel Ruiz. Talavante resucitó en Sevilla, cortó dos orejas y recordó sus tardes de gloria de hace dos temporadas.