Toros

La terna desaprovecha una buena novillada del Jaral de la Mira

Pedro Carrero, durante la faena a su primero / LAS-VENTAS.COM

PEDRO CARRERO DIO UNA VUELTA AL RUEDO POR SU CUENTA Y JUAN ANTONIO SIRO PUSO GANAS, SIN SER SUFICIENTE

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Tarde gélida de temperatura la vivida el pasado domingo en la novillada picada celebrada en Las Ventas. Sin embargo, la novillada del Jaral de la Mira (propiedad de Fernando Peña) ofreció un juego de lo más interesante y saltaron al ruedo venteño tres utreros buenos, sobre todo el quinto, bravo y que embistió con importancia. A esto hay que sumar la seriedad del conjunto, con novillos serios y astifinos. Sin embargo, ninguno de los tres novilleros, Pedro Carrero, Juan Antonio Siro y Miguelín, fue capaz de aprovechar la condición del ganado para poder triunfar y solucionar su futuro más inmediato. Cada uno de los tres coletas sorteó un utrero con opciones de brillar.

Pedro Carrero terminó dando la vuelta al ruedo en su primero, pero más por propia iniciativa que porque el público le obligará a ello.

Fue un novillo con buena clase y con repetición, con el único pecado de que a veces salia buscando las tablas. Carrero alcanzó buenos momentos haciendo un toreo despacio y de buen gusto, sobre todo por el pitón derecho, donde se sintió más cómodo.

El novillo del Jaral tomaba la muleta con franqueza y el madrileño construyó una faena con altibajos, aunque sin terminar de explotar a pesar de la calidad de muchos de sus muletazos, que tuvieron estilo. Pudo haber cortado una oreja si no pincha y no deja una estocada baja Su segundo fue un novillo más complicado y el de Villaverde anduvo más espeso.

El bravo quinto
El otro utrero importante fue el quinto, aunque éste con más casta, transmisión y poder. Apretó en dos fuertes puyazos y embistió con raza a la muleta de Juan Antonio Siro. Comenzó muy bien la faena por bajo y los primeros compases tuvieron mando y temple, llevando muy cosido al novillo del Jaral de la Mira. Sin embargo, Siro se atacó, no templó los nervios, hubo enganchones y todo se diluyó. El público tomó partido por el toro y todo fue a menos. También erró con el acero. El de Salamanca sí estuvo acertado y con ganas en su primero, un novillo que se movió sin clase. Fue ovacionado.

Miguelín no se confió con el sexto, otro buen utrero al que realizó una faena populachera y vulgar, dejando una pobre sensación. Este novillo hirió de gravedad al banderillero David Moreno, que sufrió dos cornadas, una en el cuello.