Editorial

Galapagar trabaja para aumentar la percepción de seguridad

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El Equipo de Gobierno de Galapagar ha presentado esta semana una campaña de seguridad dirigida principalmente a los comerciantes de la localidad, con el fin de incidir en la prevención, además de impulsar la cercanía entre los agentes y los vecinos. Tiene razón el concejal del área cuando dice que la seguridad, en buena medida, es cuestión de percepción, pero también el alcalde cuando añade que, a pesar de todos los esfuerzos, nadie está libre de que pueda ocurrir un hecho delictivo. En todo caso, el Ayuntamiento parece que está trabajando para poner los medios y minimizar así los posibles daños. La seguridad debe ser un tema absolutamente prioritario, y así parecen haberlo entendido desde el Ejecutivo galapagueño, que además destinará una importante parte del PRISMA al proyecto de videovigilancia, que en otros municipios de la región ya se ha aplicado con buenos resultados. Las circunstancias de Galapagar hacen que éste sea un tema de complicada resolución, puesto que cuenta con numerosas urbanizaciones a lo largo de todo el término municipal, pero la dirección emprendida es la correcta.

Ingresos ficticios
y proyectos en el aire

la situación vivida ayer en el pleno de Torrelodones es sintomática: el Ayuntamiento contaba con una cantidad -procedente de la venta de terrenos- para realizar varias inversiones, pero el concurso quedó desierto en el caso de las dos parcelas en cuestión, por lo que al final ha tenido que recurrir a la financiación a través de un crédito a 15 años, con lo que se aumenta la deuda viva. No es alarmante, puesto que la reducción de la misma en los últimos años había sido importante, pero sí es un hecho significativo del momento económico que se atraviesa, y puede constituir un aviso a navegantes. Así ocurre con algunos ayuntamientos de la zona que en sus presupuestos han tirado de ingresos ficticios, con previsiones más que optimistas en las condiciones actuales, lo que puede hacer que las pretendidas enajenaciones se queden en el limbo, y con ellas distintos proyectos de infraestructuras públicas, así que a buen seguro que este de Torrelodones no será el último caso al que asistamos de incremento de la deuda de los ya maltrechos ayuntamientos. Habrá algunos que lo puedan soportar, pero para otros será bastante más complicado.