Uceda Leal dio un lección en Las Ventas / www.las-ventas.com
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Con el alma rota, Uceda Leal llegó el domingo a Madrid. 24 horas antes, su padre, Pedro Uceda, gran aficionado, había fallecido en su domicilio. El motor de su vida era José Ignacio y es por ello que su hijo quiso trenzar el paseíllo en Las Ventas como homenaje a su progenitor. La vida ha sacudido con fuerza a este exquisito torero madrileño. Primero murió su madre, luego su hermano, el pasado año se separó, ahora su padre... Pero éste, desde el tendido del cielo, podrá sentirse orgulloso de la actuación que tuvo su hijo este último domingo en Las Ventas. Dio toda una lección de torería, superación, amor propio y calidad humana.
Se guardó un respetuoso minuto de silencio y luego la afición de Madrid obligó a Uceda a salir de la boca del burladero para recibir una sincera ovación. La sensibilidad a flor de piel. Luego hablan de la dureza de este público y los antitaurinos nos tachan de crueles. ¡Pues miren que no!
Triunfo y enfermería
Uceda cortó una oreja, pero también la dureza de sufrir una grave cornada en el muslo izquierdo de 20 centímetros.
Fue el primero de la tarde, un toro mansón del Puerto de San Lorenzo, más noble por el pitón derecho y que se quedaba debajo por el otro. Uceda dibujó buenos lances de capa, gustándose, con temple y regusto. Su faena, basada en el toreo en redondo sobre el lado derecho, tuvo momentos muy buenos y varios muletazos de gran categoría fueron muy jaleados por el público. Tras un cierre torero y pinturero, el animal le cazó y le propinó una seca cornada.
Con las carnes abiertas, el torero se puso un torniquete y volvió a la cara del toro para dejar un contundente espadazo marca de la casa que tiró al del Puerto sin puntilla. Oreja de ley. Uceda pasó a la enfermería. El lunes el torero pudo salir del hospital para enterrar a su padre. Misión cumplida.
Sin historia el resto del festejo
El resto del festejo tuvo muy pocas notas relevantes. La corrida del Puerto de San Lorenzo fue una tía, muy seria, fuerte, astifina y de gran cuajo.Fue un lote que no acabó de romper y se movió, pero sin terminar de romper y que pecó de falta de entrega. Hubo dos toros aprovechables, un buen segundo y un tercero encastado, pero con muchas teclas que tocar.
Ni Juan Bautista ni Luis Bolívar acabaron de entusiasmar. Aún les quedan tres citas más en Madrid. ¿Quién va a soportar tantas tardes a ambos? Esto es quemar toreros...
Juan Bautista consiguió momentos buenos sobre el pitón derecho a ese potable segundo que humilló y repitió. Fue un trasteo donde hubo fases de toreó ligado y templado. Pero al torero le faltó convencerse a sí mismo y creérselo. Con la izquierda no hubo entendimiento entre toro y torero. Un bajonazo echó por tierra lo logrado.
Con el cuarto, que embistió rebrincado, tiró de oficio y dio muchos pases sin calado y sin eco. El sexto fue un sobrero de María Cascón que resultó un buey y con el que el francés abrevió sin darse coba.
A la contra
Luis Bolívar tuvo el domingo una tarde muy espesa. Madrid no termina de ver con buenos ojos a este torero. Su primero se venía de largo con alegría y boyantía, pero le costaba irse de los vuelos de la muleta. No consiguió cogerle el sitio, se destempló y se perdió en una faena donde el público terminó poniéndose a la contra. Su otro toro fue complicado y Bolívar estuvo gris y sin lucimiento.