Seguidores de Amparo Cuevas acuden a Prado Nuevo a rezar (Foto: marisa tahoces)
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Lourdes (Francia). El 11 de Febrero de 1858, Bernardette Soubirous, de 14 años, hija de un pobre molinero, sale a recoger leña a orillas del río Gave. Estaba en la gruta de Massabielle, cuando oyó un ruido de viento muy fuerte mientras los árboles estaban quietos. El ruido volvió de nuevo, levantó la cabeza y vio crecer una zarza en la misma roca. Dijo ver a una señora de blanco, joven y bella: La Inmaculada Concepción.
Fátima (Portugal). En 1916 Lucía, de 9 años, y sus dos primos Francisco y Jacinta (de 8 y 6 años respectivamente), salían con las ovejas a una propiedad de sus padres llamada ‘Choza Vieja’. Empezó a llover, y se abrigaron en una cueva situada en medio del olivar perteneciente al padrino de Lucía. Había cesado la lluvia, cuando un viento fuerte sacudió los árboles, haciéndoles levantar la vista. Entonces vieron al Ángel de la Paz. Un año más tarde (13-5-1917), los tres pastorcitos estaban jugando en la cuesta de Cova Iria, cuando vieron un relámpago con un gran resplandor. Sobre una encina apareció la Virgen vestida de blanco. Así como el Ángel les dejó postrados y sin fuerzas.
Tre-Fontaine (Italia). Bruno Cornacchilla era un tranviario que en 1936 partió para España con el fin de luchar en la guerra civil. Fue acercándose al protestantismo. En 1945 fue nombrado director de la Juventud Misionera Adventista. A fuerza de malos tratos, ruegos y amenazas, consiguió que se hiciera protestante su mujer, por cierto muy fanática. Había regresado ya a Roma, cuando planeó dar una conferencia en contra de la Inmaculada. Para preparar el discurso, se retiró al prado de Tre-Fontaine con sus tres hijos. Era el 12-4-1947, Bruno tenía 34 años. Uno de sus hijos había ido tras una pelota que se les había perdido. Al ver que no regresaba, Bruno mandó a sus dos hijos a burcarle. Él les siguió encontrándolos posteriormente a los tres de rodillas en el interior de una cueva repitiendo “Bella señora...”. Ve una figura “verdaderamente hermosa, que posaba sus pies sobre una piedra”. Tras mantener una conversación con ella, Bruno se encontró hincado de rodillas en el suelo.
Garabandas (España). El 18-6-1961, Mariloli Mazón, Conchita, Jacinta (las tres de 12 años) y Maricruz González, de 11 años, entran en el huerto del maestro a coger manzanas. Oyen voces y salen corriendo, volviéndose a reunir en la calleja. Eran las ocho de la tarde, cuando al levantar la mirada Conchita ve a una figura muy bella. Las otras niñas piensan que le ha dado un ataque. Ella señalaba la aparición y las amigas exclamaron: “¡El Ángel...!”. Era el Arcangel San Miguel, que tras varias apariciones les anunció la llegada de la Virgen. Casi un mes más tarde (2-7-1961), sobre las seis de la tarde, las niñas fueron a la calleja y se encontraron ante la Virgen acompañada de dos ángeles (uno de ellos era San Miguel)
San Damiano (Italia). Rosa Quattrini, más conocida como ‘Mamma Rosa’, apenas sabía leer y escribir, de origen humilde, vivía en una casa de labradores, hoy convertida en santuario mariano. Estaba enferma cuando apareció una bella señora pidiendo un donativo para la iglesia, cuyo ministerio lo ejercía el Padre Pío. Rosa se desprendió del dinero que guardaba para operarse. La bella joven le dijo: “Hija mía, estás curada”. Era la Madre del Consuelo y de los afligidos. Inmediatamente a Rosa le desapecieron los dolores. Esto ocurrió el día 29 de septiembre de 1961. Posteriormente, el 16-10-1964, estaba recitando el Angelus, cuando oyó una voz misteriosa que la llamaba. Salió de la casa y se le apareció la Santísima Virgen sobre un peral, el cual floreció súbitamente pese a estar en pleno otoño. Tres años más tarde se le apareció el Ángel San Miguel.
Rosa murió el 5 de septiembre de 1984 dejando al Papa como único beneficiario de su legado (Unos cinco mil millones de pesetas)
El Escorial (España). El 22 de noviembre de 1980, festividad de Santa Cecilia, el Señor se le aparece a Amparo Cuevas en su casa de San Lorenzo de El Escorial. Seis meses más tarde, siempre según palabras de la vidente, vio dos veces a la Virgen: por la mañana y por la noche. Desde ese día, Amparo se convierte en la trasmisora de los mensajes de la Virgen y del Señor. Vive actualmente en una residencia de su Fundación cerca de la finca de Prado Nuevo junto a una de sus hijas.