Opinión

El pecado de cobrar

Luces y sombras

Mariano Valcárcel González

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Mucho dinero se pierde, dinero del contribuyente, sin que la clase política tenga que dar explicaciones, ni se las piden y, lo peor, no creen tener la obligación de darlas (la tienen, pero procuran por todos los medios sortearla). En cuanto a lo más próximo y particular, habré de indicarle a mi supuesto representante en el municipio que como político en ejercicio y con cargo, él también tiene unas obligaciones como todos sus compañeros de Corporación, máxime los del Equipo de Gobierno, como también las tuvieron los que ocuparon durante décadas los escaños del Consistorio.

Me ha recordado un concejal muy activo y controvertido del Ayuntamiento de mi pueblo que soy funcionario y mi sueldo sale de lo que paga todo el mundo (¿seguro?), o sea de los impuestos, me digo (¡ah, ya, de los que pagamos impuestos!)... Por lo tanto, eso de quejarme es una tradición a mis pobres paganos (o sea que yo me traiciono a mí mismo). No seré yo quien refute el argumento del ínclito concejal. Sin embargo, me pregunto: ¿Se merece la clase política en general el dinero que se le paga -¡dicen que son de los peores pagados de Europa!-, venido del contribuyente?, ¿lo curra? Si mi concejal inquiere por los mentideros populares le dirán que la ciudadanía está hasta el gorro de contemplar cómo nos estafan los políticos cuando no acuden a sus escasas obligaciones en parlamentos diversos (¡y eso que sólo van a votar en su mayoría!); cuando toman los cargos con indolencia y descuido y no responden ante sus responsabilidades; cuando montan tinglados dedicados a la estafa, el hurto, la malversación del erario público; cuando usan de sus cargos para medro personal y promoción social; cuando tienen los reflejos muy rápidos para allegarse mejoras en viviendas, vehículos o bienes financiados desde ese erario... Cuando debieran gobernar, administrar, solucionar los problemas del pueblo que los votó y no lo saben hacer o ni lo intentan... ¿Es eso o no más grave?.

Tanto los que reciben o recibieron sueldos como “liberados” como los que accedieron a las primas y dietas diversas por los actos oficialmente reconocidos o realizados (y no digamos si no eran oficiales ni realizados). El dinero municipal que se les pasa, del contribuyente sin duda, tiene una finalidad concreta y es que les debe permitir gobernar el municipio, administrarlo y solucionar los problemas de sus conciudadanos. Eso es lo que debieron hacer durante muchos años nuestros políticos... ¿Lo han logrado? Invito a a mi justiciero concejal que inquiera al pueblo y verá lo que éste dice. Cuántas tareas hay por terminar, empezar, realizar o recomponer y se han quedado ahí, entre promesas vanas y mentiras repetidas durante decenios, pues siendo así ¿se merecieron sueldos y recompensas aquellos que no se los ganaron? ¿los devolverían a las arcas municipales porque no se lo merecieron? ¿reconocerían al menos que abusaron de la bondad de la gente y de su credulidad? Me podrán acusar de usar de la demagogia porque en nuestro país hay políticos y políticos, y no se puede meter a todos en el mismo saco. Cierto, pero también lo es que hay funcionarios y funcionarios, los que cumplen y se ganan honradamente su sueldo y los que viven del cuento sin dar un palo al agua. Por eso no se puede meter a todo el funcionariado en la misma saca.