Opinión

Sopa de siglas y expresiones técnicas

Tribuna

Julio G. Pesquera

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Cuando hace ya casi 40 años, el que fuera director general de la Real Academia de la Lengua, brillante crítico literario y poeta, Dámaso Alonso, publicó Del siglo de oro a este siglo de siglas, no se imaginaba el filólogo madrileño que lo mejor estaba por llegar, pues ahora tenemos docenas de diccionarios en el mercado que intentan ilustrar acerca del significado de la selva de palabras compuestas por iniciales, algunos de ellos especializados en términos informáticos, médicos, de organizaciones ,etcétera, que, además, precisan de actualización constante. La marea, casi convertida en tsunami, es incesante.

Hace unos días tuve que visitar a un amigo hospitalizado para practicarle una operación, y al preguntar en recepción en qué habitación se encontraba, la consulta al ordenador no arrojó respuesta alguna, hasta que la encargada, con gesto de haber hallado el motivo, exclamó: “a ver si es que se encuentra en la uceesei”. Allí estaba. Más porque no entendí nada que por aprender una nueva creación, inquirí que me aclarara lo que me había dicho, y entonces supe que tales siglas nombran a la Unidad de Cirugía sin Ingreso (ECSI). Repuse que cómo era posible que estuviera dentro del hospital en una unidad que se llamaba “sin ingreso”, que o había ingresado o no había ingresado, a lo que me respondió que ella era una mandada, que los médicos lo llamaban así y que como se iba a marchar el mismo día de la intervención o al día siguiente, era como si no había entrado. Misterios de la ciencia.

A los pocos días leí que un herido en un accidente de circulación había sido evacuado en una unidad SVB, siglas traducidas como Soporte Vital Básico. Se trata, por lo visto, de una ambulancia que se limita a reanimar y estabilizar al accidentado empleando si es preciso sistemas de RCP (Reanimación cadiopulmonar) y DEA (Desfribilación externa automática) en el supuesto de que exista una PCR (Parada cardiorrespiratoria). Este tipo de servicio lo dirige el CICU (Centro de Información de Coordinación de Urgencias), del que a su vez depende el SAMU (Servicio de Atención Médica Urgente). Así que una información como que “el herido, al que se le practicaron técnicas de RCP y DEA, a petición de la CICU, fue trasladado por el SAMU en una unidad SVB”, cualquier día nos la podremos encontrar ante los ojos. Una delicia. Claro que si usted no entiende nada será porque no es adicto a Hospital Central, Urgencias, House, CSI, o Anatomía de Grey que, además de presentar en la tele un rato después de la cena agradables escenas de congéneres con los menudillos fuera y las vísceras en banderola, familiarizan con el significado de esta enigmática terminología.

Luego están las expresiones que los sanitarios se inventan para precisar el estado de los heridos. El repertorio tradicional que aludía al pronóstico de curación y a la importancia de las lesiones como “leve”, “grave”, “muy grave”, crítico”, ha quedado, visto lo visto, obsoleto y se tiende a sustituir por circunloquios extraños tales como: “El accidentado presenta traumatismos incompatibles con la vida” o “fue evacuado en estado grave vital”. En cuanto a la primera locución, hay que ver lo sencillo que sería decir que los traumatismos eran “mortales” o “mortales de necesidad”, y respecto a la segunda, confieso que soy incapaz de aclarar qué significa. ¿Que estaba grave, pero vivo? ¿Qué estaba grave, pero con acusada vitalidad? Si es lo primero, vaya memez. Sólo faltaba que estuviera grave pero muerto, y si es lo segundo, supongo que querrá decir que estaba muy grave, para lo que desde siempre ya existe acuñada la expresión “menos grave”.

En vez de ponerse estupendo, a los que redactan este tipo de comunicados más les valdría tener como divisa la claridad y la sencillez expresivas, de manera que quienes están interesados en conocer cómo se encuentran los que han sufrido daños físicos, se enteraran de cuál es su estado.