ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
El fin de semana pasado se celebraron dos corridas de toros en la plaza de Las Ventas de Madrid que sirvieron como aperitivo a la Feria de San Isidro. Fueron dos tardes de petardo, aburridas y sin ninguna historia, en gran parte por el deslucido comportamiento de los toros.
El sábado se lidió una corrida con el hierro de Antonio San Román. ¿A qué se lo imaginan? Pues sí, un bodrio. Animales descastados, apagados, bobos, mansos, es decir, todo lo que no debe tener un bovino de esta especie. El fracaso de esta ganadería el pasado año le ha hecho repetir este, y seguro que en su recompensa volverá a Madrid. La terna compuesta por Juan Diego, Fernández Pineda y Torres Jerez poco pudo hacer que mostrar voluntad. El mejor parado fue Pineda, que hasta dos veces se fue a recibir sus toros a portagayola.
El domingo 7, la corrida del Conde la Maza no dio ninguna facilidad por mansa, áspera y geniuda.
Lo mejor de la tarde lo hizo Fernando Cruz, que demostró una gran dimensión y si llega a acertar con la espada hubiera podido tocar pelo.