Opinión

La Navata y el Puerta de Hierro

Cartas al director

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
A través de esta carta quiero denunciar una situación que entiendo lamentable y que lleva sufriendo el municipio de Galapagar, y más concretamente quienes vivimos en La Navata, en cuanto al acceso a los servicios mínimos y necesarios como son los de la salud pública.

Entrando en materia, a nuestro municipio le corresponde el nuevo hospital de Puerta de Hierro, inaugurado recientemente en el término municipal de Majadahonda, por lo que lógicamente quise enterarme de qué líneas de transporte público se habían habilitado para poder trasladarme a dicho centro hospitalario, y para mi sorpresa me notificaron que existe una parada en el cruce con la carretera M-505 que venía de El Escorial, autobús que utilicé hace unas semanas y únicamente estuvimos el conductor y yo en la ida, y otra persona más, en la vuelta.

Ante tal situación, se me ocurren las siguientes preguntas:
1.- ¿Por qué teniendo La Navata y Galapagar un mayor número de habitantes que San Lorenzo de El Escorial no tenemos un autobús directo a Puerta de Hierro?
2.- ¿Por qué San Lorenzo de El Escorial, que tiene hospital propio, tiene autobús directo y nosotros, que no tenemos hospital, tendríamos que hacer transbordo en Galapagar para coger la línea que para en la carretera de El Escorial?
3.- ¿Cómo se justifica que existan autobuses de búho diarios para nuestra diversión y ocio nocturno desde Galapagar y no para algo tan esencial como es la sanidad?
4.- ¿Cuáles son los criterios de elección a la hora de planificar dicha línea de autobuses?
Espero que quienes puedan resolver esta incongruencia tomen las soluciones más lógicas.

VERÓNICA HERNANDO NAVAS
La Navata (Galapagar)

Ya somos los campeones de Europa y para lograrlo hemos batido varios récords. Campeones de la tasa de parados, con más de tres millones engrosando la lista del paro. Campeones en dilapidar el dinero público. En un tiempo récord las cuentas públicas han pasado de un superávit respetable a un profundo déficit. Para paliar esta breve desaceleración transitoria que sufrimos, el Gobierno se puso a repartir fondos públicos a troche y moche, llegando a la insólita medida de entregar a cada españolito 400 euros. El país está endeudado hasta las orejas e hipotecado durante años. Campeones en el descenso de producción industrial, que ha alcanzado la cifra más baja desde que se inventó tal parámetro en 1993. Se preguntarán cómo es posible que suceda todo esto si el pasado mes de marzo el presidente del Gobierno negaba la crisis y prometía pleno empleo para esta legislatura. La vicepresidenta del Gobierno intentó tranquilizar al país recordando aquello de “año de nieves, año de bienes”, sin percatarse de que miles de ciudadanos estaban atascasos en esos momentos en las carreteras y el aeropuerto de Barajas, cerrado por primera vez, a causa de un manto blanco de 10 centímetros de espesor. Muchos se cabrearon, pues ya se sabe que nunca nieva al gusto de todos.

MARCELINO A.

Collado Villalba