El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
El Ayuntamiento de Robledo de Chavela ha hecho públicos los vestigios árabes y románicos encontrados recientemente en la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora. Dichos hallazgos resaltan aún más si cabe la importancia que ya tenía el templo desde el punto de vista histórico, artístico y turístico. Gracias a las labores de investigación del Párroco de Robledo, don Antonio, se iniciaron recientemente una serie de indagaciones junto a la Asociación Amigos del Románico lo cual ha dado como resultado estos descubrimientos tan bien recibidos en la localidad.
Según Francisco Javier de la Fuente Cobos, de la Asociación amigos del Románico, “no hay señales de que Robledo surgiera como asentamiento del Imperio Romano, civil o militar; ni tampoco estuvo despoblado hasta el siglo XIII, pues hemos hallado pruebas palpables que retrasarían su fundación, al menos, un siglo antes. En el lugar donde ahora se yergue la iglesia parroquial, ocupando exactamente el mismo emplazamiento, hubo una edificación árabe de la que aun no hemos podido saber su función. Con una anchura de unos 17 metros por una longitud indeterminable, aún se pueden ver las hiladas de los muros con el característico aparejo. A ello habría que añadir la existencia de un candil árabe de barro policromado que, procedente de Robledo de Chavela, forma parte de la colección del Museo Provincial de Álava”.
“En el medioevo era corriente levantar un nuevo edificio, generalmente templos, sobre las ruinas de otro anterior, cristianizándolo si era pagano, para reutilizar los muros y materiales que todavía pudieran servir. La parroquia de Robledo es otro ejemplo más ya que se edificaría a principios del siglo XIII una iglesia románica sobre la estructura árabe precedente. Por ende, la primitiva iglesia sería tardorrománica vista su fecha de construcción. Aquí, la principal característica dado la proximidad del floreciente gótico, es el apuntamiento de arcos y bóvedas”.
“La iglesia románica de Robledo de Chavela se proyectó con una planta basilical de tres naves, la central mayor y dos laterales más pequeñas, rematadas con sendos ábsides. Se accedía al interior del templo por medio de las mismas portadas que se hace hoy día pues, al contrario de lo que siempre se ha dicho, no son góticas sino las originales del siglo XIII. En los muros, de tosco sillarejo, se pueden ver todavía tres de las cuatro ventanas con las que llegó a contar el templo para iluminar las naves laterales. El alero de la cubierta estuvo coronado enteramente por multitud de canecillos de diferente labra y motivo”
“Por otro lado, tenemos en el interior la Pila Bautismal (en la imagen). Tallada en un solo bloque granítico, muestra una decoración a base de gallones y arquillos. Teniendo en cuenta la similitud que tiene con otras pilas castellanas de un románico tardío, como por ejemplo la de San Juan de Pedraza, se enviaron una serie de fotografías y sus dimensiones a Miguel Ángel Torrens, Director de Baptisteria Sacra, Asociación Institucional que estudia y cataloga pilas bautismales medievales, quien, en un posible, ha retrasado su factura hasta las fechas de construcción de la iglesia, esto es, el siglo XIII. Pero no podemos hablar definitivamente de pila románica ya que no hay seguridad en ello”.
“Entrados ya en el siglo XVI, España por fin, tras ocho siglos, pudo gozar de tranquilidad gracias a las campañas militares y raciales que desempeñaron los Reyes Católicos. De esta bonanza también se beneficiaría Robledo. Su población se extendería más allá del cercado creando nuevos barrios; se edificarían varias casas solariegas por parte de los nobles del lugar, de las que alguna aun existe; y la parroquial vería su conclusión, llevada a cabo por un taller distinto al que levantara la cabecera. El nuevo proyecto trajo consigo alguna modificación. En primer lugar se derribó el interior de la iglesia románica para, a continuación, proyectar los muros al nivel del paso de ronda. Este ya no se continuó dado que no hacía falta. El progreso del estilo gótico entre una campaña y otra se ve perfectamente en las ventanas, distintas a las de la cabecera, y en el arranque de la bóveda, más estilizado”.
“La torre también perdió su función militar. Además, su altura quedaba por debajo del nivel de cubierta de la iglesia gótica. Por ello se cegaron todos los vanos, se reforzó la estructura en su base con un zócalo y se sobreelevó el cuerpo hasta alcanzar la cota actual. Pero las obras no acabarían ahí ya que, bien avanzado el siglo, se levantarían las dos inconclusas salas que flanquean el campanario; retales de un nuevo proyecto que jamás vería su fin”.