EDITORIAL
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
En este primer número de 2009 dedicamos las páginas centrales a la situación del mercado inmobiliario en los municipios más importantes de la Sierra, en los que se ha cerrado el pasado año con un importante descenso en el precio de las viviendas de segunda mano, siguiendo la tendencia general desde que se recrudeció la crisis económica.
Advierte un experto en el sector que los próximos meses aún serán más complicados, por lo que parece que no estamos ante un problema puntual, sino ante un cambio de ciclo que requiere también una mentalidad distinta a la que veníamos manteniendo hasta ahora, por mucho que en primera instancia pueda costar asumir que la situación poco o nada tiene que ver con la que se vivía hace sólo dos o tres años. De hecho, el valor de los pisos ha empezado a bajar hasta situarse en los niveles de 2005 y 2006, y hay quienes prevén reducciones todavía más fuertes. La situación afecta especialmente a las viviendas usadas, aunque en menor medida también a las de obra nueva, y en sentido hay que pensar en un inevitable vuelco en el modelo de financiación municipal. Los ayuntamientos han empezado a trabajar en ello, aunque de momento en una única dirección: la reducción del gasto corriente y las políticas de austeridad (en algunos casos sólo de cara a la galería y sin efectividad real), pero estas medidas deben ir acompañadas de actuaciones de otro tipo, que supongan una verdadera reactivación de la economía.
Tampoco podemos pasar por alto los malos resultados que ha arrojado la campaña de Navidad para el pequeño comercio de la comarca (en Villalba las asociaciones empresariales cifran entre un 30 y un 40 por ciento el descenso de las ventas), lo que en definitiva plantea un panorama complicado de cara a este 2009 recién estrenado. La solución tampoco pasa por el catastrofismo, a pesar de que hay datos que invitan irremediablemente al pesimismo, sino que hay que luchar por la reactivación de la actividad comercial, con la implicación del sector público como factor fundamental, más allá de acciones aisladas que sólo suponen pan para hoy y hambre para mañana.