Ocupación del parking a las 12 de la mañana del sábado (Foto: E.F.)
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Pese a las inserciones publicitarias realizadas por la Concesionaria y el Ayuntamiento en prensa, radio y televisión local; pese al despliegue de globos serigrafiados colocados en los coches estacionados en las inmediaciones de las calles Honorio Lozano-Batalla de Bailén; pese al reparto de octavillas con el lema “quiero dormir calentito”; pese a las ofertas especiales realizadas a aquellos que se han interesado por conocer las condiciones del documento a la hora de adquirir un derecho de uso sobre alguna de estas plazas durante los próximos 40 años (no se trata de una venta, puesto que el parking es propiedad del Ayuntamiento, quien ha otorgado a la empresa constructora la concesión administrativa de un determinado número de plazas durante el tiempo que dure la explotación). Pues bien, pese a todo esto, según ha podido saber este periódico, las operaciones mercantiles realizadas a día de hoy están muy por debajo de las previsiones más pesimistas de la adjudicataria.
En cuanto al uso diario del aparcamiento hemos de decir que las cifras son deprimentes. Tanto es así que a horas punta el porcentaje de ocupación de las más de 800 plazas que tiene el parking de Honorio Lozano no pasa del 10 por ciento y en el de la biblioteca, situado en Batalla de Bailén y también explotado por la concesionaria, si descontamos los vehículos que han sido retirados por la grúa municipal o que están en deposito, el promedio de ocupación de la primera planta del sótano pocas veces supera ese porcentaje, mientras la segunda permanece totalmente vacía. Y todo esto se produce con la gratuidad de una hora diaria concedida por la empresa a los usuarios hasta el próximo 8 de enero.
Dos meses después de la entrada en funcionamiento de este innecesario y desproporcionado parking se puede decir sin temor a posibles desmentidos que esta obra era innecesaria (el de la biblioteca colmaba la demanda de plazas de la zona), que el proyecto estaba equivocado, que el coste de la misma es desproporcionado y que puede arruinar las arcas municipales, algo que se nos antoja bastante grave, aunque su precursor, el alcalde, José Pablo González, siga sin dar su brazo a torcer, insistiendo en que el proyecto era necesario tanto para potenciar el comercio local como para mejorar el tráfico, “además de proporcionar unos elementos a cota cero de mayor calidad”. Pues bien, ni los comerciantes han notado mejora alguna en sus ingresos, ni la calle Real se ha visto liberada de los atascos que habitualmente suelen producirse a la altura de la plaza de España, donde el mastodóntico vaso de la fuente ahí construida se ha convertido en un cuello de botella que complica aún más la fluidez del tráfico, sobre todo cuando por esa zona transitan vehículos pesados o autobuses. En cuanto a los “elementos de cota cero”, es decir a los árboles, plantas y mobiliario urbano que adornan Honorio Lozano y Batalla de Bailén, además de poner en tela de juicio la imagen idílica que vendió el Ejecutivo a los villalbinos a través de unos panfletos que fueron buzoneados en cientos de edificios en los que ambas calles aparecían rodeadas de amplias zonas ajardinadas, bancos y árboles (se habló de 568), a la hora de la verdad sólo había insulsos bancos de granito que invitan a los graffiteros a dejar su huella, algunos inconcretos adornos, unas farolas que no justifican su alto coste y un puñado de árboles plantados en raquíticas jardineras (también de granito) de mil y pico euros cada una.
Un túnel infrautilizado
Desde el primer momento pudimos apreciar que el túnel que une la calle Honorio Lozano con Batalla de Bailén sólo era un buen complemento para el macroparking, pero una mala solución a la hora de mejorar el tráfico rodado por la almendra comercial de este municipio. Estos dos meses de actividad han servido para poner de manifiesto el error cometido por los redactores del proyecto al considerar prioritaria la comunicación entre estas dos avenidas, olvidándose de la calle Real, a la que sólo se puede acceder por los laterales de la misma, de ahí que más de la mitad de los vehículos que transitan por la zona lo hagan por su superficie y no por un túnel que obliga a los conductores a bajar hasta la rotonda de La Venta, en dirección norte, o hasta la situada frente a las viviendas de Covico, si se circula en sentido contrario. Se trata pues de una circulación en vertical que apenas deja opciones a los conductores a la hora de poder acceder a otras calles adyacentes. Tal vez por eso los responsables de su mantenimiento ni siquiera se han dignado a recoger las numerosas hojas de los árboles que el pasado miércoles rodaban por su calzada al paso de los pocos automóviles que circulaban por su interior, lo que le daba a este subterráneo un aspecto mucho más desolador.