El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
José Ramón García Gutiérrez, vecino de El Escorial y propietario de un comercio, está atravesando un verdadero calvario desde que en agosto realizó un plan renove de teléfono con la compañía Orange. Esta operadora le facilitó un modelo Nokia N73. Desde entonces, denuncia que ha recibido facturas “anómalas” por un importe que en algunos casos alcanza los 358,75 euros, cuando su consumo habitual era de unos 50 euros al mes.
El problema radica al parecer en que el terminal realiza llamadas de manera incontrolada a servicios especiales 11887. “Las llamadas se producen varias veces por minuto y con una duración de decenas de segundos, por lo que técnicamente es imposible”. El afectado asegura no haber llamado nunca al citado número. Según ha comprobado, el 11887 está incluido de serie en la agenda de muchos teléfonos Orange, por lo que está convencido de que el modelo tiene un grave desperfecto de fabricación, puesto que también le han intentado facturar otros servicios como videos, internet, etc. que asegura igualmente que no ha utilizado.
Pérdidas en el negocio
Este vecino de El Escorial ha denunciado este caso ante el departamento de Consumo y Atención al Usuario de Telefonía y Nuevas Tecnologías, reclamando la devolución de las cantidades cobradas indebidamente.
La situación, además, le está provocando otro grave problema, ya que para evitar este atropello se ve obligado a tener apagado el teléfono, que es el de su tienda de costura y que aparece en las tarjetas y la publicidad. “Tengo cientos de llamadas de clientes perdidas porque se encuentran con el móvil apagado, ya que en el momento que lo enciendo se empiezan a reenviar llamadas”. Este vecino piensa emprender acciones contra la compañía por daños y perjuicios, ya que considera que está teniendo importantes pérdidas en su negocio como consecuencia de esta situación. García Gutiérrez denuncia además el trato “vejatorio” que ha recibido, asegurando que aunque en un primer momento reconocieron su negligencia y se iniciaron los trámites para solucionar este problema, ese mismo día le volvieron a llamar de Orange para comunicarle que “son llamadas que he hecho. Pero es una atrocidad pensar que yo haya realizado cientos de llamadas al 11887 de madrugada y a cualquier otra hora con apenas unos segundos de diferencia”. Mientras tanto, se ve obligado a estar con el teléfono apagado, y únicamente lo enciende para hacer las llamadas indispensables.