Toros

Juan Carlos Rey: “Soy un torero diferente”

Rey cortó dos orejas a su paso por Guadarrama (Foto: Álvaro Blanco)
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Es el novillero con más proyección que ha dado la Escuela Taurina de Colmenar Viejo. El que “apunta mejores maneras” y al que mejor futuro le aguarda, aunque este a veces se antoje caprichoso. El toreo siempre estuvo en su casa. Lo bebió de su padre, que fue banderillero. Nadie le va a engañar. En poco tiempo ha pasado de ser alumno de la escuela a debutar con picadores y a enfrentarse a novilladas muy fuertes y serias. Se está curtiendo en la dureza de la profesión con hierros complicados, pero le da lo mismo. Su valor, sus ganas, su ambición lo amortiguan todo. En su última novillada de la temporada sufrió una gravísima cornada en Chapinería. Es Juan Carlos Rey. La última promesa de la Sierra, que pretende seguir la estela de los grandes toreros. Ahora sólo le queda arrimarse y triunfar con fuerza.

¿Cómo te encuentras de esa grave cornada sufrida en Chapinería a comienzos de octubre?
Muy bien. Me siento día a día muy recuperado. Uno ve que los los gajes del oficio vienen, pero también pasan. Yo no me consideraba torero hasta que no me diesen una cornada. Es muy fácil torear sin que pase nada, pero esto es la realidad. Lo he afrontado con mucha tranquilidad y es una prueba superada. Me veo la cicatriz y no me asusto.

¿Es la primera cornada que sufres en tu todavía corta carrera?
Ha sido mi bautismo de sangre, y además una cornada fuerte de tres trayectorias. Por fortuna, y gracias a la tecnología, todo se cose, se arregla y para casa. Poco a poco me encuentro bien a la hora de tentar vacas, pero estoy deseando torear.

Esa novillada que comentábamos fue la última de la temporada 2008. ¿Cuál es el balance de esta campaña, en la que has toreado 12 novilladas y has cortado 22 orejas?
Ha sido un temporada bonita, pero a la vez muy dura. Cada tarde tenía que demostrar todo y tenía que ganarme la siguiente novillada. No soy un torero nada bullidor, pero ahí están los resultados, y es que he podido cortar orejas todos los días y eso influye positivamente a mi favor para intentar torear más en 2009, donde debo seguir esta línea.

Además, casi todas esas novilladas han sido con ganaderías de las consideradas “duras”, lo que no es nada sencillo para un chaval que quiere abrirse paso.

Lo peor ya no es que sean ganaderías de ese tipo sino que sean hierros casi desconocidos. Eso es lo duro de verdad. Uno puede matar una novillada de Adolfo Martín por ejemplo y me siento orgulloso de poder hacerlo. Lo peor es cuando vas a algunos sitios y matas una novillada sin nombre y quién sabe de que procedencia viene ese toro.

De todas las tardes que has hecho el paseíllo, ¿con cuáles te quedas?
Me quedaría con la de Cerceda, por lo que significó mentalmente para mí . Fue importante para afrontar la tarde de Colmenar Viejo y las que vinieron después. Otra tarde donde estuve muy a gusto y a la altura de los novillos fue en Casarrubios del Monte. También en Chapineria, donde repetí tras el triunfo en 2007; antes de sufrir la cornada cuajé una gran faena.

También hubo orejas en Colmenar o puertas grandes en Guadarrama y Galapagar...
En Colmenar salí de la plaza a pie por fallar con la espada en mi segundo novillo. Fue una rabia, ya que había cortado una oreja al primero. Terminé contento porque toreé muy a gusto y despacio, y había demostrado que al lado de dos figuras de la novillería como Tendero y Mas no hubo mucha diferencia entre ellos y yo. Luego he iodo a dos ciclos como Guadarrama y Galapagar y he puntuado. Son las únicas ferias de novilladas en donde he entrado; he estado bien y espero que cuenten conmigo en 2009.

Eres un novillero que tienes buenas maneras y con un concepto clásico... ¿No te da miedo que te encasillen en un torero de guerra?
No estoy encasillado porque ni siquiera cuentan conmigo para jugar al mus (risas). Lo único que nos queda es llamar, ofrecer nuestras cartas y si les parece bien, encantados de torear, ya que no ponemos ningún tipo de pega. Lo único que pido es que nos paguen nuestros mínimos.

Según están las cosas, lo principal es que te paguen cuando toreas...
Esa es la desgracia, que hay mucha corrupción. Que no vayan a Marbella, está más cerca. Por desgracia, juegan con nuestras ilusiones, que son muchas, y los que nos ponemos delante del toro lo pasamos mal. Los que torean mucho, a veces no son los que tienen que estar, pero ponen dinero, y los que no lo hacemos nos quedamos en casa. Yo no digo que no tengan condiciones, pero no lo hacen de la mejor manera. Eso es lo que realmente hace daño.

Me imagino que este año te hubiera gustado poder entrar en alguna plaza relevante y sobre todo en el circuito de las ferias de novilladas, que es donde los novilleros cogen cartel y ambiente.
Tampoco puedo correr. Mis compañeros que copan los puestos de arriba tienen una preparación y una técnica superior a mí, y también he preferido esperar al próximo año para estar más cuajado y con más oficio para ir a Madrid.

¿La idea por tanto es en 2009 presentarte en Las Ventas ahora que estás algo mas preparado para ese gran compromiso?
Desde luego que entra en los planes. Me gustaría ir con 40 novilladas a mis espaldas y con más oficio, pero soy realista y está complicado. Son plazas decisivas para resolver mi futuro y para poder estar donde quiero y que la afición me valore.

¿Tienes apoderado o te ayuda alguien a planificar la temporada?
No tengo, pero gracias a Dios está la ayuda del ex matador de toros y ganadero Carlos Cancela, que desde mis inicios en la escuela me ha ayudado y está volcado, haciéndome tentaderos y novilladas.

¿Qué metas e ilusiones tienes para la próxima temporada?
La ilusión es torear más, entrar en más plazas y evolucionar poco a poco. Sé que soy un novillero nuevo, pero creo que soy un torero diferente. Y también salir de ese circuito terrorífico de novilladas que son verdaderas corridas de toros.

“Esta profesión es bonita, pero a la vez muy dura”
Juan Carlos reconoce que le cuesta definirse como torero, aunque tenga un estilo clásico y bueno. “Hay días que puedo estar muy artista y tener mi pellizco. Otras veces, cuando sale el toro brusco, también sé estar con él. Lo que intento es hacerlo con suavidad”. “A veces hay que demostrar valor y quedarte quieto, y si el toro te tiene que coger, que lo haga”. En su corta carrera, el madrileño, siempre ha demostrado tener esta cualidad. “El valor es muy importante y se coge con mucha confianza y entrenando mucho. Pero yo en la plaza intento disfrutar”. Para terminar, el novillero serrano comenta que “esta profesión es muy bonita y se disfruta mucho, pero es muy dura. Ser torero implica sacrificio”.