EL MIRADOR
E. Torres
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La que ha armado el Gobierno catalán con el informe de The Economist. Y todo por decir que en Cataluña se aplica el dogmatismo lingüístico y que ha renacido la figura del cacique y cita a Jordi Pujol. También incluye en este grupo a Manuel Chaves y Manuel Fraga, pero de esos por lo visto no se quejan los responsable del Ejecutivo catalán.
He leído el informe completo de 14 páginas y me parece un riguroso, bien documentado y serio. No en vano, esta revista, un referente del mundo capitalista de los negocios, vende un millón de ejemplares semanales. The Economist no es precisamente la revista Pronto ni el mundo de Ana Rosa, por mucho que estas también vendan ejemplares como churros.
En el informe de The Economist no se dice nada nuevo que no leamos o escuchemos todos los días en periódicos, emisoras de radio y televisión u otros medios en España. Así es el juego democrático, en el que se expresan las opiniones, se hacen críticas y se contrastan pareceres. Eso es sano y muestra la pluralidad existente en una sociedad como la nuestra, así como el ejercicio de la libertad de expresión.
Lo que en este caso me parece desproporcionado no es que el Gobierno de la Generalitat no comparta las opiniones de The Economist. Lo realmente sorprendente es que hayan enviado una carta a la revista pidiendo que rectifique, y que esa carta la haya presentado el delegado del Gobierno de la Generalitat en Londres. Y que Carod-Rovira, ese gran estadista, el mismo que se fotografiaba en Israel haciendo el capullo con la corona de espinas, aproveche la ocasión para arremeter contra el Gobierno central por no defender los derechos de Cataluña, lo que justifica que ellos se vean obligados a designar embajadores de la Generalitat en todo el orbe. Que se noten el seny y la rauxa. A ver si aprendemos los de la rasmia.