Opinión

Ahí sigue el PCE

TRIBUNA

J. Neira

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La historia de Izquierda Unida apasiona y desconcierta. El PCE inauguró a escala planetaria la jubilación de las siglas antes de la caída del Muro. El gigante de aquel proceso fue Gerardo Iglesias. Paralela a tanta clarividencia y decisión corrió su carrera política, sólo que en sentido contrario hasta desaparecer. Nadie se acuerda de él. No sobra indicar que políticamente lo remataron sus camaradas asturianos.

Dos décadas largas después no quedan partidos comunistas en el mundo libre, pero ahí sigue el PCE. Y para más complicación, aún formando centauro con Izquierda Unida. Lo que parecía sólo una fórmula de transición se ha convertido en modelo estable e ingobernable. Y es que esa doble alma pesa muy negativamente. En algunos sitios, se complica todavía más con verdes, bloques y un lío que no hay quien lo entienda.

Existen, además, otros dos factores de confusión. Uno es el modelo territorial, plagado de siglas y particularismos sin excluir alianzas con partidos abiertamente separatistas. Y otro, el exceso, por así decir, de democracia, o para que nadie se escandalice, los esquemas asamblearios que abocan a la imposibilidad de liderazgos estables.

El pasado domingo se vio una vez más. Por un lado, los comunistas, con los esquemas clásicos de la lucha de clases y, por el otro, lo que en su día ya se etiquetaba como nuevos movimiento sociales y tal y tal y tal. Izquierda Unida es un nudo gordiano que nació como vanguardia y figura en la más deprimente retaguardia, encima perdiendo votos a chorros.

Paralelamente al inmovilismo estructural, que no internacional, de Izquierda Unida, corre la hipermovilidad de la sociedad española. Con la crisis desatada a un ritmo de un millón de parados al año o aún más, y con un Gobierno autista de izquierdas, es difícíl imaginar una formación política con más futuro que esta coalición. Toma paradoja al cuadrado.

Para la terapia de esta semana, se recomienda aquella canción enardecida que decía: “Rojo el frente de banderas...”.