Tema de la semana

Donar sangre: un pequeño gesto que puede ayudar a salvar vidas

EL hospital comarcal el escorial cuenta desde el pasado mes de septiembre con un punto de donación en la primera planta
ENRIQUE PEÑAS | Miércoles 22 de octubre de 2014
No son siempre nos damos cuenta, pero hay pequeños gestos que pueden tener una gran importancia. En la primera planta del hospital comarcal El Escorial, en San Lorenzo, asistimos en 15 o 30 minutos a una de estas situaciones. Amalia Fernández, jefa de la Unidad de Enfermería, resume las cosas: “Donar sangre puede ayudar a salvar vidas”. El pasado mes de septiembre se puso en funcionamiento, en este centro, la Unidad de Donación de Sangre, dentro del servicio de Hematología y Hemoterapia, sumándose así a la red de hospitales públicos de la Comunidad de Madrid que cuentan con esta prestación.
“Es un punto de hemodonación y transfusión en el que se hace un tratamiento de la sangre para posteriormente proceder a la transfusión de los pacientes que lo necesiten”.

Para ello, quienes acuden deben cumplimentar un cuestionario de salud y se les realiza un pequeño examen físico y analítico. En caso de ser todo correcto, se extrae la sangre, que se envía, posteriormente, al Centro Regional de Transfusión de la Comunidad de Madrid, encargado del procesamiento y distribución de la sangre a todos los hospitales de la red pública madrileña. El objetivo del hospital es autoabastecerse, de manera que pueda tener el número de donaciones suficiente para hacer frente a las necesidades asistenciales de la población. Para llegar a ese autoabastecimiento, la cifra de donaciones debería estar en torno a las 1.400 unidades al año, “y de momento estamos lejos”, reconoce la responsable de Enfermería de la unidad, Amalia Fernández. Actualmente se extrae el 30 por ciento de lo que consume, lo cual no es un mal dato “dado el poco tiempo que lleva funcionando esta unidad”. El horario de atención es de lunes a viernes, de 8.30 a 14.30 estando previsto que pueda incrementarse en un futuro, en función del esperado incremento de donantes. “Nuestro interés es que se incrementen las donaciones y que la gente de la zona se mentalice de que su sangre puede salvar vidas”.

Donación interna
En una donación, continúa, “se obtienen tres clases de productos: concentrado de hematíes, plasma y plaquetas, con lo cual se puede aplicar a tres pacientes distintos”. Ahora, explica Fernández, “estamos potenciando la donación interna, con el personal del hospital, la gente que viene a las consultas y las personas que esperan a que sus familiares sean intervenidos. De aquí a unos meses ya entraremos con la promoción externa, para conseguir que la gente venga a donar expresamente”.

En el tiempo en que estamos para hacer este reportaje, pasan por la sala de extracciones dos personas. El proceso es siempre el mismo: “El paciente viene, le hacemos un pequeño test, un reconocimiento físico y una serie de determinaciones analíticas encaminadas a que el donante no tenga ningún problema y a garantizar la seguridad transfusional del receptor, y le pedimos una serie de datos, porque hay algunos condicionantes que determinan si puede o no donar, como la edad (de 18 a 65 años), el hecho de que tienen que pasar al menos tres meses entre una donación y otra, y el peso, que debe estar por encima de 50 kilos. Salvo eso y algunos casos muy particulares de enfermedades contagiosas, no hay ningún problema”. Celia, una de las enfermeras de este servicio, explica que a continuación se debe firmar una autorización. Una vez que se ha comprobado que todo está en orden (se trata de una analítica rápida, cuyos resultados se conocen en apenas cuatro o cinco minutos), se pasa a la sala de extracción. Habrá quien en este punto pueda pensar en agujas y sienta mareos, pero todo está dispuesto para que no haya ningún problema. “Aquí se tumban, relajados y con un buen paisaje, porque hay gente, sobre todo la que viene por primera vez, que lo pasa un poco mal y se puede marear. Pero no hay ningún motivo para preocuparse, nosotros no nos separamos del donante en ningún momento”. Se trata de un proceso rápido, indoloro y seguro, controlado por enfermeras especializadas en la donación y atención al donante.

La extracción termina cuando se llega a 450 centímetros cúbicos de sangre. Una vez concluido el proceso de la donación, se le ofrece un pequeño refrigerio, de modo que el donante es observado por el personal sanitario, con el fin de que no abandone la unidad hasta que no encuentre perfectamente.

Con la apertura de este punto, el objetivo de la Consejería de Sanidad es evitar los desplazamientos de los potenciales donantes de la zona, incluida dentro del Área 6. El hospital El Escorial atiende en total a una población de casi 200.000 habitantes, incluyendo localidades como Collado Villalba, Galapagar, Guadarrama, San Lorenzo, Robledo de Chavela, Los Molinos y Navacerrada, entre otras. De hecho, en un primer balance realizado apenas un mes después de la entrada en funcionamiento de este servicio, los datos ya reflejaban un aumento de las donaciones, incremento que se mantiene hasta el momento.


La lupa
Una dosis de psicología


“Lo mejor de este punto de donación de sangre es el personal”, indica la jefa de la Unidad de Enfermería, Amalia Fernández, que destaca en este sentido la labor de la jefe de servicio, la doctora María Luisa Llanos, así como del resto de enfermeras. No se trata de una afirmación gratuita, sino que tiene que ver con un objetivo fundamental: la donación, más que un hecho aislado, debe convertirse en un hábito. “Son pacientes a los que hay que tratar con un cariño especial, porque tienes que conseguir que vuelvas. Los pacientes habituales en una intervención o en una consulta quieren que les resuelvas el problema, olvidarse y no tener que volver, y aquí lo que intentamos es cuidar a las personas que vienen para que repitan, y eso es muy importante”. Un trabajo que supone paciencia y, sobre todo, como concluye Celia, una de las enfermeras, una buena dosis de psicología.