El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Después de una larga espera, el debate sobre el Área Homogénea Norte de Torrelodones llegó ayer al Parlamento Europeo, con la comparecencia del propio alcalde, Carlos Galbeño, que defendió la legalidad de la actuación realizada hasta el momento por el Ayuntamiento, reiterando de nuevo que no se ha producido ninguna recalificación, sino únicamente un Avance para la modificación de las Normas Subsidiarias, que tendrá que recibir en cualquier caso el visto bueno de la Comunidad de Madrid. Al margen de otras consideraciones, lo primero que llama la atención es que el expediente sigue abierto no porque se haya tomado una resolución, sino porque aún deben ser remitidos documentos adicionales por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores, algo que no ocurrirá al menos hasta dentro de un mes. Ante esta situación, lo que cabe preguntarse es si tenía sentido celebrar el debate ayer, o si hubiera sido mejor esperar a que los eurodiputados dispusieran de toda esa información. Tampoco conviene mezclar churras con merinas, puesto que en algún momento se llegó a hablar de otras actuaciones llevadas a cabo en la Comunidad de Madrid saltándose a la torera los procedimientos medioambientales, caso de las obras de la M-501 o la M-30. Pero ese no era el debate, sino el del AHN, y aquí no se ha realizado todavía ningún tipo de actuación, salvo la legítima tramitación que podría dar lugar a un futuro desarrollo en esta zona, y que, en todo caso, deberá contar con los preceptivos estudios de impacto ambiental para que su aprobación definitiva. Cierto es que se pueden mantener posturas diferentes, encontradas y totalmente opuestas, pero no se puede jugar a la confusión cuando se habla de reclasificación o del periodo de exposición pública. Tampoco debería valer solventar este tema diciendo que el Ayuntamiento pretende llenar de ladrillo un encinar protegido, porque eso forma parte de un reduccionismo demagógico cuyo recorrido está condenado a ser muy corto.