Emys Orbicularis
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
“Dicen que hay pecados por acción y otros por omisión, y en este caso este humilde galápago ha de reconocer que en la carta de la semana pasada fue pecador por olvidarse de la Colonia España. Justo es hacer penitencia, y más si en la charca recibo la misiva del Mirlo, con domicilio en un fresno de la Cañada Real Segoviana. Empieza el amigo pájaro deseando que mi humedal mejore gracias a las lluvias de octubre, dando paso a una feliz otoñada. Pues ya ves, amigo Mirlo: dicho y hecho. Lluvia para dar y tomar. Y ahora, vayamos al contenido de esta comunicación:
En la última carta que ha enviado desde la charca, nombra a la mayoría de las colonias y urbanizaciones, pero se olvidó de nosotros, que somos, casi seguro, una de las más antiguas.
Me encantaría que algún día viniera a visitarnos; ya le buscaríamos a la orilla del río Guadarrama que nos limita una buena charca para descansar.
No me he presentado; yo soy un mirlo que vive desde hace mucho por esta zona, y que me llevo muy bien con las gentes que habitan por aquí, porque en torno a sus nidos ponen árboles frutales, pinos, encinas y toda clase de plantas, lo que me permite tener buena comida, y además sombra en verano y abrigo en invierno.
Si alguna vez a nuestro tío Luis, que he oído decir a mis vecinas las cigüeñas que anda muy ajetreado con su PGOU, se le ocurre construir un polígono tecnológico sobre su charca, no dude usted, señor galápago, en trasladarse a vivir aquí, y verá como entre todos le buscamos un buen acomodo y comida no le ha de faltar.
Agradezco su invitación, señor Mirlo, y tenga por seguro que en próximas fechas llegaré hasta el puente del Herreño para entrar en la Colonia España y saludarle en persona”.