Eduardo Romero
Madrid
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Hace 75 años, un 14 de abril, Antonio Machado escribía: “Era un hermoso día de sol. Con las primeras hojas de los chopos y las últimas flores de los almendros llegaba, por fin, la segunda y gloriosa República Española. ¿Venía del brazo de la primavera?... Florecía la sangre de los héroes de Jaca enterrados bajo las nieves del invierno... fue un día profundamente alegre, un día maravilloso en el que la naturaleza y la historia parecían fundirse para vibrar juntas en el alma de los poetas y en los labios de los niños... La República salía de las urnas acabada y perfecta, como Minerva de la cabeza de Jupíter. Así recuerdo yo el 14 de abril de 1931”. La primavera, aquella primavera, nos trajo la República como una florecilla de la democracia española. Espléndida jornada primaveral donde “lucían todas las flores menos las flores de lis”. España estremecida de alegría por la ilusión y la esperanza. Alguien te llamó la “República niña”, tan sólo cumpliste ocho años, tres de ellos en guerra infernal frente a los que juraron por su honor defenderte y respetarte.
Por todo el pasado, por el presente y por el futuro te quiero recordar en este recién cumplido 75 aniversario que mantengo viva la esperanza, un tanto débil, de que algún día podamos tener un nuevo regalo de ilusión y acariciando esa mínima esperanza digamos con Antonio Machado: “La primavera, alguna primavera, traerá a nuestra III República de la mano...”