El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Asistimos en estos días a distintas actividades para conmemorar el Día del Libro, todas ellas con la intención de fomentar la lectura entre los ciudadanos, especialmente entre los más pequeños. Las miles de obras que cada año se editan en España coinciden con un dato que no acaba de mejorar: el hecho de que nuestro país se encuentre a la cola en Europa en cuanto a los índices de lectura por habitante. Quizá solucionando esto podríamos empezar a abordar otros problemas con mayor eficacia. La inauguración ayer en Villalba de la nueva biblioteca es una buena noticia para una localidad en la que no hay ninguna librería como tal, aunque su puesta en marcha se haya empañado en los últimos meses con el retraso que han acumulado las obras y con la polémica suscitada en torno a las más de 250 plazas que tiene su aparcamiento y que el Ejecutivo ha asociado de manera indisoluble a la explotación del parking subterráneo de Honorio Lozano. Urbanismo y cultura pueden e incluso deben actuar de manera complementaria, pero ésta no es la mejor manera. El arquitecto de la nueva y luminosa biblioteca, el conocido Peridis, ha hablado en más de una ocasión de la necesidad de humanizar las ciudades y de que no pierdan su esencia, y en Villalba nos encontramos con ejemplos de todo lo contrario. La denuncia de los ecologistas acerca de las actuaciones en el Pueblo es sólo un ejemplo, como lo es también el proyecto de remodelación de Honorio Lozano, contra el que mañana se ha convocado una segunda manifestación.