Opinión

Bono y su compleja trayectoria socialista

El paréntesis

José María Hernández Urbano

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
La reciente remodelación de una parte del Gobierno, si bien no se esperaba en la forma, sí en el fondo. Y es que analizando la actual situación que se da en el País Vasco, así como todo el proceso de negociación del Estatuto de Cataluña, la situación obligaba al presidente a tomar medidas en su gabinete en unos momentos de sosiego y esperanza. Y creo que ha acertado.

La manifiesta y reiterada oposición, casi sistemática, del ministro Bono a la política que dirige el señor Rodríguez Zapatero, presentaba un serio obstáculo a ésta cuando, por primera vez, se dan condiciones para iniciar negociaciones que puedan conducirnos a la definitiva paz que todos deseamos.

Debemos creer al señor Bono cuando dice que hace ya algunos meses que presentó su dimisión a Zapatero. Yo le creo. Nunca sintonizó con el Gobierno socialista. Uno tiene serias dudas si queda algún compañero de partido con el que no haya tenido alguna refriega. Todos recordarmos las muchas e inoportunas declaraciones que ha realizado en contra del Estatuto de Cataluña. Y no digamos en relación a la actual situación en el País Vasco, con declaraciones toscas, improcedentes e impropias de un ministro de Defensa.

Incoherencia
La incoherencia del ex ministro Bono no es cosa nueva. Siendo presidente de Castilla-La Mancha con el Gobierno de Felipe González, de su mismo partido, se opuso con rotundidad al campo de tiro de Cabañeros (Ciudad Real). En aquella ocasión no era un orgullo tener instalaciones militares; lucía más el disfraz de pseudo-ecologista de cara a la cosecha de votos. Este inefable pensador de verbo fácil, en sus meditados sermones, se descuelga ahora afirmando que sí es un orgullo tener instalaciones militares (sobre todo si van acompañadas de puestos de trabajo para fabricar el helicóptero “Tigre” en su tierra, Albacete).

Las Hoces del Cabriel
Poco tiempo después de lo de Cabañeros y tras una larga y agria discordia, propia de un teatro folklórico, con el entonces ministro del MOPU, José Borrell, también de su mismo partido, no llegó a ningún acuerdo con éste para desbloquear el paso de la A-3, entre Honrubia y Valencia, por las Hoces del Cabriel. Sin embargo, el pacto fue posible con el nuevo titular de Fomento, el popular Arias Salgado, a espaldas de Joan Lerma, secretario general de los socialistas en la Comunidad Valenciana, decisión que cayó como un jarro de agua fría en la dirección del Partido Socialista, ya que el tanto político del desbloqueo se lo puso Bono en bandeja al PP.

A la par que se construía la línea del AVE entre Madrid y Sevilla, la compañía Alshton demandaba un taller para el mantenimiento del nuevo tren veloz. No faltaban buenas instalaciones ferroviarias a las puertas de Madrid, pero el señor Bono apareció en escena y no dudó en enfrentarse a su colega de partido. Joaquín Leguina, presidente de la Comunidad de Madrid, para llevarse la instalaciones a La Sagra (Toledo).

También dio la espalda a su otro compañero de partido, Marcelino Iglesias, presidente de la Comunidad de Aragón, en los momentos tensos y difíciles que se han vivido a lo largo de unos años alrededor de la descarada manipulación demagógica, orquestada por el PP sobre el Plan Hidrológico Nacional, al llegar a un acuerdo en agosto de 1997, con el entonces presidente de la Comunidad Valenciana, señor Zaplana, del Partido Popular, aceptando 300 hectómetros cúbicos de buenas aguas del Júcar y votando sí al trasvase del Ebro con el PP, desoyendo las titubeantes ideas que sobre el PHN tenía el Partido Socialista.

En fecha reciente hemos visto como trataba de ocupar el lugar político del señor Moratinos, casos Filipinas, Venezuela o Nigeria. Sin embargo pocas explicaciones ha dado en cuestiones tan graves como las afirmaciones golpistas de un subordinado suyo en el Ejército. Pero nada de esto sorprende, o sorprendía cada vez menos, máxime escuchando las frecuentes declaraciones en contra del Estatuto Catalán, enfrentándose abiertamente al presidente de la Generalitat, Pascual Maragall, también de su propio partido.

A la derecha del PSOE
No descubrimos nada nuevo si afirmamos que Bono está a la derecha del PSOE y que es muy dado a dar lecciones patrióticas que inducen a confusiones ideológicas, como aquellas escenas que montó el día de las Fuerzas Armadas en 2004, donde confundió la reconciliación personal (republicanos y de la división azul), con la de las ideas.

Resulta muy saludable y a veces imprescindible ejercitar la memoria histórica para poder distinguir un discurso de otro.