El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Nos encontramos en estas últimas semanas con la decisión de distintos ayuntamientos de la zona de revisar sus ordenanzas fiscales, lo que en buena medida se traduce en aumentos en los impuestos y tasas, que los vecinos notarán en sus bolsillos a partir del próximo año. Llega esta actualización en un momento de crisis económica, y bien conocida es la precaria situación que atraviesan los consistorios de algunos municipios de la zona. También que muchos de los servicios que se prestan son deficitarios, pero ello no es óbice para que los políticos tengan que hacer ahora un importante esfuerzo para hacer llegar a los ciudadanos los motivos que fundamentan estas subidas. Llegan noticias de recortes presupuestarios y planes de austeridad, pero lo cierto es que son los vecinos los que primero se dan de bruces con la realidad económica (valores catastrales del IBI, IAE, impuestos de vehículos y basuras, tasas de actividades culturales o deportivas, etc.). No es menos cierto que en algunos casos se trata de revisar algunos precios que llevan años sin tocarse, en buena medida por un interés electoralista, ni tampoco que los grupos de la oposición deberían actuar de manera responsable, conscientes de la situación en que nos encontramos y explicando de manera clara qué solución aportarían ellos en caso de estar gobernando, sin necesidad de entrar en un debate que no lleva a ninguna parte y que únicamente cae en la demagogia y el tremendismo. Para conseguir todo esto, sería bueno empezar abandonando los eufemismos, dejando lo de actualización para hablar claramente de subidas. Las hay, y son necesarias en muchos casos, pero admitirlo debe ser el primer paso para explicar esta decisión a los ciudadanos, sin olvidar que los políticos deben hacer todo lo que esté en su mano para reducir el gasto corriente y evitar despilfarros innecesarios que, hasta hace muy poco, estaban a la orden del día.