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Un CUC Villalba sin suerte encaja otro correctivo ante el Galáctico Pegaso (0-4)

FÚTBOL / Tercera División Grupo VII – 9ª Jornada

Manu Polo hizo tres paradas inverosímiles para salvar el empate amarillo. Los tricantinos sentenciaron después transformando tres de los cuatro contragolpes que realizaron con el Villalba volcado

JAIME FRESNO | Miércoles 22 de octubre de 2014
El dicho “a perro flaco…” cayó ayer con toda su crueldad sobre el CUC Villalba, quizá el único equipo del mundo al que un portero suplente, Manu Polo, fue capaz de sacarle cuatro manos inverosímiles, alguna fuera del alcance incluso de Casillas, para evitar un empate más que merecido. Lo que vino después, en el último cuarto de partido, fue un brutal ejercicio de pegada del Galáctico Pegaso para redondear un resultado excesivo a todas luces; 0-4.

El CUC Villalba abordó bien el partido. Suyas fueron las dos primeras ocasiones, tuvo más balón y su presión en el mediocampo dejó sin salida a los visitantes. Todo eso, con balón en movimiento. Cuando llegó el turno de la estrategia a balón parado, el cuadro de May aprovechó para marcar distancias. Primero con una falta al borde del área ensayada que amagó el disparo para habilitar con un pase a banda que dejó solo a Kike ante Roberto. El meta villalbino respondió con una gran parada a remate a quemarropa; y a la segunda, con el gol, en un golpe franco de Piñas desde 40 metros, escorado a la izquierda, que superó al adelantado Roberto con una parábola endiablada a la misma escuadra. Entre medias, Cabrera había mandado al limbo la mejor ocasión villalbina para el 1-0, solo ante Manu Polo.

Tras el descanso, el Villalba sufrió en su carnes tres minutos increíbles, que acabaron con el partido sentenciado. En el minuto 60, Marcos se sacó un remate letal de necesidad que Polo sacó del mismo ángulo en una gran estirada. A la salida del córner, Álvaro cabeceó sin oposición y el cancerbero arlequinado sacó otra mano increíble a la altura del larguero, cuando el gol se cantaba en la grada. A renglón seguido, el Galáctico encontró pradera para correr por la derecha de su ataque, por donde corría Mata. El escurridizo punta se plantó en el área, quebró con facilidad al único defensa y fusiló a Roberto por el palo corto. El Villalba acusó el 0-2 y todos entendieron que ese gol acabó con el partido. Los tantos de David Herrero, al transformar un justo penalti, y Cholo, fueron una vuelta de tuerca más a la terrible estadística villalbina de goles encajados. Ya son 31 en nueve encuentros, tarjeta de visita nada recomendable para visitar el próximo domingo al Real Madrid C en Valdebebas.