Agencias | Miércoles 22 de octubre de 2014
La Conferencia Episcopal Española, mediante un comunicado, manifestó su posición crítica con respecto al proceso de fecundación que concluyó con el nacimiento de Javier, el niño que vino al mundo para salvar a su hermano de 6 años. Esta crítica se basa en el desacuerdo con la destrucción de los embriones sobrantes.
Con el objetivo de aclarar algunas “implicaciones morales”, los obispos españoles no sólo criticaron la euforia con la cuál se difundió la noticia de que Javier venía al mundo para salvar a su hermano de 6 años, sino que también cuestionaron que "se haya silenciado el hecho dramático de la eliminación de los embriones enfermos y eventualmente de aquellos que, estando sanos, no eran compatibles genéticamente".
La nota de prensa difundida por el arzobispado español expresa que "Mediante la técnica utilizada, el diagnóstico genético preimplantacional, los embriones obtenidos a través de la fecundación in vitro son examinados para seleccionar aquellos que no sean portadores del factor genético que puede dar lugar al desarrollo de la enfermedad heredada. Entre los seleccionados, se implantan en el útero materno aquellos embriones que presentan el perfil de compatibilidad genética más adecuado con el hermano enfermo. Los demás son destruidos o congelados".
Esta selección de embriones permitió el nacimiento sano del bebé y además permitirá que las células de su cordón umbilical sean compatibles con las de su hermano, quién sufre la peor de las anemias congénitas, al que en pocos meses se le podrá realizar un trasplante de médula con este material para curarle la enfermedad.