Emys orbicularis
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
“Al final, todo se sabe. Esto es así, y de nada vale intentar mirar hacia otro lado y decir aquello de que yo no he sido o no estuve allí. Pedro negó tres veces a Cristo, y el gallo cantó, como estaba escrito, y aquí también estaba escrito que al final se acabaría haciendo pública la comida que hace unas semanas celebraron en un conocido restaurante de la carretera del Puerto (en el que además se come de vicio, todo sea dicho) los representantes de la Plataforma de Vecinos con la ex alcaldesa, algún que otro miembro del PSOE local y el jefe máximo del socialismo madrileño, Tomás Gómez, que llegó hasta allí un poco perdido y se fue sin solucionar nada. A partir de ahí, las cosas se precipitaron, y eso que hasta ese mismo momento se había hablado incluso de un posible cambio de cromos y cargos. Pero aquello no cuajó y puede que la comida se le atragantara a más de uno, en vista de lo que podía acabar viniendo en forma de moción de censura. El caso es que ya entonces se evidenciaban las diferentes sensibilidades (por utilizar el argot político, tan correcto siempre) existentes en el PSOE galapagueño, hasta llegar a la actual situación de bicefalia en donde por un lado tenemos a la secretaria general, y por otro a la portavoz del grupo municipal. Dicen desde la Plataforma, en una jugosa carta que he podido leer en exclusiva antes de que salga publicada, que Tomás Gómez apeló a la venta de terrenos para solucionar la crisis, que es una receta que no debería sorprender en vista de las cosas que se estilan por el sur de la región, hogar político del susodicho. Aunque, incluso yo, un humilde galápago, esperaba más, pero ya dicen que una cosa es predicar y otra dar trigo”.