Opinión

Urbanismo y medio ambiente en Villalba

El paréntesis

Víctor Manuel Martínez

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Tengo un amigo piloto del Ejército que siempre se ríe con aquello de que inteligencia y militar son dos palabras incompatibles, y se me ha ocurrido que puedo contestarle que en Villalba ocurre algo parecido con el urbanismo y el medio ambiente.

Hace ahora siete años que el actual alcalde, José Pablo González, ganó sus primeras elecciones y uno de los temas que más le ayudó fue su actuación en el tema del Coto de las Suertes, aquella finca que una constructora quería edificar y a lo cual se oponía una mayoría de vecinos que lucharon por preservar la masa arbórea y la fauna que en ella habitaba. En cuanto llegó a la Alcaldía cumplió su promesa de comprar esta finca para convertirla en un parque natural.

Aún le recuerdo haciendo declaraciones en los medios de comunicación, con una indignación insólita en un político, animando a los ciudadanos a concentrarse por la no edificación y acompañado siempre por el actual concejal de Urbanismo, José Antonio Gómez Sierra, del que incluso tengo el vago recuerdo de su intención de encadenarse a uno de los árboles del Coto para que no los talasen. Aquella actuación no sólo le dio muchos votos, sino el reconocimiento de algunas organizaciones como la Fundación para el Progreso de Madrid y otras de defensa de la naturaleza.

Cambio de estrategia
Las vueltas que da la vida y con qué rapidez las hojas de palma se tornan lanzas y con qué facilidad se pasa del reconocimiento de organizaciones ecologistas al tirón de orejas de la mismísima ministra de Medio Ambiente, la también socialista Cristina Narbona. Y qué prisa se dio Gómez Sierra en cambiar de opinión respecto a los árboles: hace siete años hubiese puesto dinero de su bolsillo para salvar los árboles del Coto y hoy utiliza el dinero del patrimonio de todos los villalbinos para acometer actuaciones muy sospechosas desde el punto de vista medioambiental. Una de sus últimas hazañas ha consistido en mandar arrancar más de 200 árboles entre Honorio Lozano y Batalla de Bailén con el aplauso, el ánimo y el susurro tras su oído de José Pablo González; desgraciadamente, hemos tenido que oírle decir que esos árboles no tienen mayor valor ecológico que la sombra que dan. Pero no es éste su único desplante, nunca mejor dicho, al medio ambiente, porque también podemos recordar que este mismo concejal también dio permiso a la tala de casi medio centenar de árboles llevada a cabo en la calle Fuente del Álamo, junto al Centro de Salud de Villalba-Pueblo, tala defendida por Gómez Sierra y por José Pablo González con el argumento de que se creaba un aparcamiento público. Por lo que vemos, la estrategia del Equipo de Gobierno es talar árboles para construir aparcamientos.

Incompatibilidad
La idea, proyecto o estrategia urbanística de ambos políticos, supuestamente socialistas, para Villalba, choca frontalmente con el Proyecto Ciudades Sostenibles impulsado por la Unión Europea que defiende una ordenación urbana sostenible que debe tratar de atender las necesidades sociales y económicas de los residentes, respetando los sistemas naturales a nivel local con solución de los problemas en el mismo ámbito en lugar de legarlos a las futuras generaciones. Por ello, propugna la buena administración y la aplicación de los reconocimientos de profesionales independientes y se insiste que el éxito del proceso dependerá también de la participación activa de las comunidades locales y de la creación de formas de consenso.

Pues eso, que nada de nada. Ni ordenación urbana, porque esto es un desastre en el que se permuta el poco suelo público que queda para actuaciones muy discutibles en las que se lucran las empresas privadas, ni respecto a los sistemas naturales de la localidad, porque salvan el Coto y permiten talar los demás o incluso arrancan árboles ellos mismos, ni herencia decente a las futuras generaciones, porque nuestro legado será un término municipal totalmente construido hasta el último metro cuadrado, ni formas de consenso para abordar los problemas, porque en el caso del túnel de Honorio Lozano ya hemos visto el talante dialogante y abierto que tienen. Lo dicho, que medio ambiente y urbanismo no son compatibles en Collado Villalba.