El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Asólo unos días del pleno en que se debatirá la moción de censura en Galapagar, la tensión va en aumento, haciendo prever una sesión de alto voltaje. En ese sentido, cabe hacer un llamamiento a la responsabilidad, de modo que no pueden ser admitidas acciones como el reparto de octavillas como las que han aparecido esta semana en distintos puntos de la localidad: con la cara del portavoz de la Plataforma de Vecinos, Luis Remacha, tras unas rejas, y sobre todo con su DNI y su teléfono móvil particular. Es natural el cruce de acusaciones, pero todo debe tener un límite razonable, y parece que se ha superado en este caso. Se trata de un episodio más dentro de la convulsa situación política que vive este municipio, en el que también se han ido incrementando los rumores acerca de posibles sorpresas en el pleno. Es público el malestar de ciertos sectores del Partido Popular por la manera en que se ha fraguado este pacto, dirigido fundamentalmente desde Madrid, con la participación de destacados dirigentes regionales, entre ellos el propio secretario general del PP madrileño, Esperanza Aguirre. Así las cosas, el ambiente está más que caldeado de cara a la presentación de la moción, mientras que el PSOE no ha tardado en acusar de “deslealtad” a los dos concejales de la Plataforma. Sin embargo, lo que está meridianamente claro es que el funcionamiento del cuatripartito no ha sido precisamente fácil y que este desenlace se veía venir, porque, de hecho, los concejales de PdeVG no han sido los únicos en entablar conversaciones con el PP.
En cuanto a la moción propiamente dicha y al futuro gobierno que saldrá de ella en caso de que prospere, los protagonistas del mismo deberían haber aprendido de los errores cometidos, y tendrán que explicar desde el principio los motivos que les han llevado a tomar esta decisión, sin obviar tampoco el que es uno de los asuntos más espinosos: la subida de impuestos propuesta por la Plataforma, rechazada desde el PSOE y que ahora tendrá que ser estudiada detenidamente para que los vecinos no tengan que pagar injustamente, precisamente ahora que la situación económica pasa por momentos difíciles, los desaguisados cometidos en el Ayuntamiento.