Editorial

Vuelco político en Galapagar

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Llevamos a portada esta semana el que sin duda es el gran tema político de los últimos meses: la presentación de una moción de censura por parte de PP y Plataforma de Vecinos contra la alcaldesa, Carmen Toledano (PSOE). Desde hacía meses era notable la crisis existente en el seno del cuatripartito, con distintos frentes abiertos, y al final el pacto ha cedido precisamente por el grupo liderado por Luis Remacha, cuyos integrantes estaban cansados de ver cómo el funcionamiento del Ejecutivo era poco menos que inviable. Ya habían mandado bastantes señales de que algo podía pasar (la financiación de Galapajazz, la propuesta de ingresos presentada recientemente, las críticas a la actitud de algunos ediles...), mientras que el Partido Popular mantenía una prudente distancia, lanzando algunos guiños (por ejemplo, en el Debate sobre el Estado del Municipio), pero a la vez pidiendo a PdeVG que actuara de manera coherente con sus palabras. Finalmente, unos y otros han dado el paso, en un proceso que ha sido tutelado por los máximos responsables del PP regional; una decisión que no es fácil, y que posiblemente pueda levantar ciertos recelos en algunos, aunque quizá es la única solución real que existía para afrontar los próximos años de legislatura, máxime cuando la situación económica actual pasa por momentos bastante complicados.

Los dos actores protagonistas de este acuerdo, que deberá ratificarse en el pleno del 30 de septiembre, deberán explicar también en qué va a consistir su acción de gobierno, con un plan de saneamiento y la aprobación de los presupuestos para 2009 como primeras medidas que deberán adoptarse de forma inmediata. La normalización en la relación con los trabajadores municipales y la recuperación de algunas inversiones que se encontraban paralizadas (hecho en el que el Gobierno regional también jugará un papel importante) tendrán que figurar igualmente en la agenda de quienes han dado este paso. El panorama dista mucho de ser el ideal para gobernar un municipio y sacar pecho, pero la responsabilidad política obliga de manera inequívoca a poner en marcha un cambio de rumbo.