Imagen de la inauguración del hospital Infanta Elena de Valdemoro, de titularidad pública pero gestión privada (Foto: COMUNIDAD DE MADRID)
Redacción | Miércoles 22 de octubre de 2014
El 20 de marzo de 2007, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (PP), y el alcalde de Collado Villalba, José Pablo González (PSOE), firmaron el protocolo general por el que se acordaba “promover y determinar las condiciones para hacer efectiva la futura construcción y puesta en marcha de un hospital en el término municipal de Collado Villalba”. A tal fin, recoge el documento, este Ayuntamiento cederá los terrenos para la construcción del futuro centro hospitalario, que se incorporará a la red asistencial pública de la Comunidad. Según dicho procolo, este centro contará con 25 especialidades médicas, las habitaciones serán individuales y cubrirá la asistencia especializada a los vecinos de las localidades de Galapagar, Moralzarzal, Collado Mediano, Cercedilla, Navacerrada y Los Molinos, además de los residentes en Collado Villalba, con una población cercana a los 200.000 habitantes. Lo que en principio parecía una magnífica noticia para muchos serranos, poco a poco se ha ido convirtiendo en un tema de debate con tintes bastante polémicos.
El primer brote de esta controversia surge en el momento en el que los medios de comunicación filtran que el futuro hospital de Collado Villalba va a ser privado. Es decir, que Sanidad renuncia a prestar la asistencia médica hospitalaria a los ciudadanos en favor de una empresa privada, a la que pagará un canon fijo anual por habitante residente en la zona. La Comunidad de Madrid también se desvinculará de los centros de salud, cediéndolos a la misma empresa que gestione el hospital. Se trata del modelo -conocido como Alzira- de mayor grado de privatización que permite el marco jurídico español.
El segundo frente polémico se produce en el momento en el que el Ayuntamiento de Collado Villalba propone los terrenos de La Chopera como lugar de ubicación de este centro hospitalario, propuesta que quedó reflejada en el convenio firmado el pasado 1 de agosto por el consejero de Sanidad, Juan José Güemes y el alcalde de esta localidad, José Pablo González, donde se establece la colaboración entre ambas instituciones para la construcción y puesta en marcha de dicho hospital. El Consistorio villalbino había remitido previamente al BOCAM el anuncio de la apertura del periodo de información pública del Estudio de Impacto Ambiental, hecho que lógicamente levantó numerosas suspicacias, sobre todo al recoger que el periodo de alegaciones finalizaba el 9 de agosto, una fecha puramente vacacional. Aún así, dicho estudio ha superado el medio millar de alegaciones y varias denuncias ante la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, tal como recoge el artículo de opinión firmado por el colectivo Salvemos La Chopera que publica hoy nuestro semanario (página 3).
¿Sanidad pública o privada?
Hay opiniones para todos los gustos. Mientras unos apuestan decididamente sobre la sanidad pública (“con mis impuestos y los del resto de los ciudadanos no se debe favorecer a una empresa privada, concebida única y exclusivamente para generar beneficios, que no revierten en los vecinos), otros lo hacen por la privada (“porque utiliza sus medios para hacer más cómoda la vida del paciente. Mejores instalaciones, habitaciones con camas individuales y aire acondicionado, se escoge directamente al médico especialista, apenas hay listas de espera, los análisis están disponibles con una celeridad asombrosa...”). El debate sería bastante complejo, sobre todo en lo que concierne al tema que nos ocupa, porque aquí no estamos hablando de hospitales privados (donde los usuarios pagan directamente o a través de compañías médicas los servicios que reciben, sino de hospitales de propiedad pública (los terrenos para su ubicación los ceden los ayuntamientos) que algunas comunidades autónomas gobernadas por el PP sacan a concurso para su explotación durante un periodo de 30 o más años, pagándoles un canon anual por habitante residente en la zona a cambio de su gestión y de asumir los costes de médicos, enfermería, administrativos, etc.
El hospital de Valdemoro
Este centro inaugurado el pasado año (24 de febrero de 2007) está conceptuado como el hospital estrella de la Comunidad de Madrid (su gestión es 100 por 100 privada, siendo explotado por la empresa sueca Capio Salud). Está considerado como el modelo a seguir para los futuros hospitales que se implanten en la Comunidad de Madrid, entre ellos el de Collado Villalba. Pues bien, según publicaba el diario El País hace pocos meses, pese a su corta andadura parece estar atravesando por algunas dificultades financieras, hasta el extremo de que “tres proveedores se han negado a servirle los pedidos por impago”. En este aspecto, la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública afirmó que la empresa concesionaria está “incumpliendo sus compromisos contractuales, además de con los proveedores, con los trabajadores que habían optado por trabajar en este centro, poniendo al descubierto que el servicio sanitario y el lucro económico no son compatibles y que su mercantilización sólo se puede hacer a costa de la salud de los ciudadanos y las condicione laborales de los profesionales”. Finalmente, esta asociación afirmó que “el modelo elegido por el gobierno de Esperanza Aguirre de privatizar la sanidad pública es un callejón sin salida que no es sostenible ni resuelve los problemas sanitarios del conjunto de la población”.
Además, en otros foros los propios trabajadores han denunciado que se derivan enfermos a otros hospitales para ahorrar costes. “Hasta la apertura del Infanta Elena, los vecinos de esta zona acudían al 12 de Octubre, que sigue siendo el de referencia en la zona (en la Sierra lo será el de Puerta de Hierro - Majadahonda), pero cuando tienen un enfermo que necesita un tratamiento complejo, lo envían a sus propios hospitales (Fundación Jiménez Díaz o al hospital del Sur en Alcorcón). Y lo hacen porque el hospital de Valdemoro debe pagar por los tratamientos a sus pacientes en otros centros y así el dinero no sale del grupo.
Una ubicación polémica
Al contrario de lo que ocurrió en Majadahonda, donde se decidió levantar el nuevo hospital de Puerta de Hierro entre la M-40 y M-50 para dotarlo de buenas comunicaciones o en Torrelodones, donde el centro hospitalario privado se ha ubicado junto a la autopista de La Coruña, en Collado Villalba el Ayuntamiento propuso a la Comunidad de Madrid (así lo recoge el documento firmado el pasado 1 de agosto por el consejero de Sanidad y el alcalde de esta localidad) unos terrenos situados al norte del municipio, próximos al vertedero de Lobo Cojo y al tanatorio-crematorio, que además de carecer de unos accesos adecuados (carreteras comarcales), están afectados por el arroyo de la Poveda y dos líneas de alta tensión. Estos terrenos de propiedad municipal tienen una superficie inferior a 60.000 metros cuadrados, lo que obligará a recalificar parcelas privadas próximas que gozan de la máxima protección medioambiental (monte preservado) si de verdad se quiere construir un hospital de las características de los de Valdemoro, Arganda del Rey o Aranjuez. De ahí que tanto los colectivos sociales como los ecologistas consideraran desde el primer momento mucho más adecuada la ubicación del futuro centro hospitalario en los terrenos contiguos a la ITV y la A-6, también de propiedad municipal, por estar dotados de mayor espacio (más de 100.000 metros cuadrados de superficie) y próximos a una sistema de comunicaciones que beneficiaría por igual a todos los pueblos de la Sierra relacionados con esta área sanitaria (autopista de La Coruña, estación de ferrocarril, vial sur, etc.), pero ésta era una batalla perdida desde el momento en el que el Ejecutivo que presidente el socialista José Pablo González decidió poner a la venta dicha finca para que en ella se construya (calificación a la carta) un centro comercial multimarcas, además de una superficie de alimentación de 2.500 metros cuadrados, una decisión que también puede suscitar bastante polémica, dados los perjuicios que ocasionará a la ya de por sí crítica situación por la que atraviesan la mayoría de los comerciantes villalbinos. Pero este es otro tema.