Editorial

Las siglas y las personas

El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Nos hemos encontrado esta semana con una avalancha de renuncias y expulsiones en varios ayuntamientos de la Sierra, cada caso con sus particularidades, pero con un punto en común: la existencia de discrepancias en el seno de las distintas formaciones (y aquí no importa si hablamos del PP, el PSOE o IU) que al final han dado con la ruptura de los correspondientes grupos municipales.

A poco más de un año de las elecciones, es evidente que nos encontramos ante una lucha por el poder en cada uno de los partidos, batalla previa a la que luego se jugará en las urnas; pero también hay otras lecturas que ponen de manifiesto un problema que no es nuevo y que seguramente se reproducirá en los próximos meses en otras localidades de la zona (Galapagar, Hoyo de Manzanares y puede que algún municipio más). El acta de concejal es nominativo, pertenece a la persona, aunque en ningún caso podemos olvidar que ésta se presentó a los comicios en la lista de un determinado partido. El ya ex edil de El Escorial Jorge Badiola indicaba en su despedida que había electores que votaban a las personas y otros a las siglas. De acuerdo. El problema está en saber en qué porcentaje. Quizá la manera más fácil, aunque no definitiva, de determinar la diferencia porcentual entre siglas y personas es recurrir a los resultados de las elecciones autonómicas. En todo caso, sí conviene apelar a la responsabilidad de unos y otros para llegar a soluciones que no sean traumáticas en las que sólo las siglas pueden salir perdiendo, porque las personas, para bien o para mal, están de paso.