Toros

Julio Aparicio hace el toreo en la feria de Villalba

Aparicio dejó muletazos de gran dibujo y mucha estética (Foto: G. M.)
ALFREDO FERNÁNDEZ | Miércoles 22 de octubre de 2014
Triunfalismo en la recién finalizada feria de Collado Villalba. Se cortaron orejas a destajo, bien por la generosidad del público, bien por el triunfalismo de una presidencia convertida en verbena. Los trofeos entregados no responden a los méritos realizados por los toreros. Ferrera cortó cuatro orejas y un rabo, ya que bulle mucho y gusta mucho a este público. La mejor faena fue para Aparicio, en una obra muy bella. También dejaron cosas interesantes Liria, Israel Lancho o Miguel Abellán.

El ganado se ha cuidado muy poco. La corrida más potable fue la de Buenavista, y en la de Pereda sólo valieron dos toros. La de Soto de la Fuente resultó descastada. Hay que traer otro tipo de ganaderías. La presentación, cada vez peor. Toros demasiado chicos, sin puntas y muy menguados. El sábado, el público se enfadó porque se abusó en exceso de traer novillejos. La gente respondió en cierta medida, con el descenso de asistencia que se dejado notar en los últimos años.

Las novilladas
La feria se abrió el miércoles 23 de julio, con una novillada de Mercedes Figueroa, correctamente presentada, con cuajo y caras agradables. El cartel era interesante, ya que reunía a Rubén Pinar, Mario Aguilar y Miguel Tendero. La novillada defraudó, ya que salió descastada, deslucida y muy mansa.

Rubén Pinar se llevó tres orejas, aunque tampoco el balance refleja lo realizado. Cortó una a su primero por una labor de oficio y paseó el doble trofeo del cuarto por una faena de mucho dominio y autoridad ante un novillo que, dentro de la mansedumbre, fue el que más se dejó.

Mario Aguilar se llevó un lote pésimo y aún así dejó patente que es un novillero con gran valor. En su primero se metió entre los pitones dándose un arrimón y falló a espadas. Miguel Tendero no quiso ni ver a su peligroso primero en una faena breve y anduvo espeso con el utrero de Figueroa que cerró la tarde.

El jueves 24 se celebró una novillada concurso de ganaderías, donde el premio fue para un ejemplar de Mayoral, tras estropearse por la mañana en el encierro el utrero de Partido de Resina. Los novillos, exceptuando el de Carmen Segovia y el premiado, fueron muy chicos. Además, el concurso en sí fue una parodia, ya que a ningún novillo le dieron tres puyazos.

El premiado fue mansote en varas y embistió con fijeza, repetición y prontitud en los engaños, aunque pecó de humillar poco. Valentín Mingo le toreó con más ánimo que acople, en una faena que remató de un certero espadazo. Al novillo, injustificadamente, se le dio la vuelta al ruedo. Mingo sorteó luego un utrero de Luis Algarra que se apagó muy pronto. Le cayó otra oreja. “El Payo” pechó con el peor lote. El ejemplar del Conde de la Maza fue brusco y cortó la oreja al quinto de Peñajara, un becerrón que tuvo peligro y al que el mexicano, a base de valor y de quedarse muy quieto, le arrancó una oreja. Javier Cortés se llevó el doble trofeo del novillo de Carmen Segovia, que resultó manejable pero sin romper.

Corridas de toros
Las corridas de toros volvieron a Villalba el día del Patrón, viernes 25 de julio. Se lidió una corrida de Soto de la Fuente, con cuajo y muy roma de pitones. Salió descastada, blanda y aplomada.

Ferrera se llevó cuatro orejas y un rabo, principalmente por los dos alborotos que formó en los tercios de banderillas. A su primero le banderilleó con mucho riesgo y exposición, para luego bajar muchos enteros manejando las telas. Con la espada, eso sí, un cañón. Al quinto le colocó hasta cinco pares de banderillas, con una entrega total del público. Esta faena al menos tuvo más reposo que la anterior, y remató de un certero espadazo.
“El Fundi” pechó con el peor lote y puso voluntad, siendo ovacionado.

Una oreja generosa de cada toro se llevó Iván García, por poner tres pares de banderillas y tirar de técnica y recursos en la muleta en dos labores de similares parámetros.

El sábado 26 fue la tarde del despropósito. Villalba no es Madrid, pero merece lidiarse un toro digno.

La corrida de Buenavista salió muy mal presentada, era impropia por enana. El público, que es bendito, se terminó enfadando y se formó una bronca cuando aparecieron en el ruedo el segundo y el tercer toro. Esta afición no merece esos bichejos. El empresario debe tomar nota.

Pepín Liria se despidió de Villalba no sin antes recibir el cariño de las peñas de la localidad. Logró cortar una oreja de cada uno de sus oponentes. Rivera Ordóñez tuvo que dar muerte a su primero muy pronto, ya que las protestas del respetable hacían imposible la lidia del animal con normalidad. Cambió la moneda en el quinto, un toro con más posibilidades, al que toreó con temple y ánimo, lo que le valió las dos orejas.

Abellán se llevó el mejor toro, el sexto, y a pesar de cortarle las dos orejas fue una faena intermitente, salpicada de buenos momentos pero sin la frescura de otras veces.

La feria de Villalba se cerró el domingo 27 con un desigual encierro de José Luis Pereda-La Dehesilla. Los de Pereda sacaron genio, y les faltó emplearse en el caballo y en las telas. El sexto fue el único que embistió por abajo y con repetición, aunque se agotó pronto, y el cuarto también fue manejable.

Tuvimos que esperar al domingo para ver torear de la mano de Julio Aparicio, en una faena muy bella y con momentos de mucha inspiración. Fue en el cuarto, el toro de más clase del lote. Aparicio destapó el tarro de la esencias. Ora con un toreo despacioso y rítmico, ora con la derecha, en tandas ligadas, con profundidad y empaque. Pinchó y sólo cortó una oreja.

Israel Lancho cortó las dos orejas del buen sexto en una labor con altibajos y con brillo en su inicio. Morenito de Aranda se llevó un trofeo.