A. ESCALERA - Guadarrama
El Faro | Miércoles 22 de octubre de 2014
Viendo la fotografía que publicaba este periódico la semana pasada, donde la cola formada por personas que querían acceder a las dependencias del INEM en Collado Villalba daba la vuelta al edificio de la radio, me di cuenta de que la situación económica por la que atraviesa nuestro país es verdaderamente preocupante. Y lo malo es que cuando algo va mal siempre se puede ir a peor. No son buenos tiempos para la gente normal y corriente, que ve cómo llegar a fin de mes se hace cada vez más cuesta arriba entre unas cosas y otras. Que la situación está más que negra ya no lo duda ni el más optimista. Y si no que se lo digan a las familias que recurren a los comedores sociales para echarse algo al estómago. No acuden porque los ‘cocineros’ de esos restaurantes gratuitos sean los mejores preparando los guisos, sino porque es la única opción que encuentran para llevarse algo caliente a la boca.
Triste guasa es esa. Ver que el sueldo sólo alcanza para pagar los gastos de medio mes no es agradable para nadie. Y menos para personas que no están acostumbradas a depender de la caridad para seguir comiendo. Los expertos en temas financieros y económicos han alertado que lo peor está aún por llegar. El miedo a lo desconocido apabulla, pero el temor a no poder hacer frente a la hipoteca, a no tener con qué costear la gasolina o a ser incapaz de llenar la cesta de la compra es mucho más grave. La pregunta es cómo vivir todos los días cuando la cuenta del banco está en números rojos y se sabe que el agujero en el bolsillo no lo remienda ni la más hábil costurera. Cuando no hay hilo, las agujas no sirven para nada.